Hace unos años que el guionista Tom King viene dando que hablar, a veces de forma favorable y otras no tanto. Fui tratando de conseguir algu...

En el nombre del padre: “Supergirl: La mujer del mañana”

Hace unos años que el guionista Tom King viene dando que hablar, a veces de forma favorable y otras no tanto. Fui tratando de conseguir algunas de sus obras para ver por dónde venía la mano y así sumé a mi pila de lectura pendiente su trabajo con Vision, Mr. Miracle, los Omega Men y algo de su paso por Batman. Pero al momento de decidir qué leer, me terminé inclinando por “Supergirl: La mujer del mañana”, miniserie de ocho capítulos realizada junto a Bilquis Evely, que Ovni Press recopiló en tomo el año pasado. Como es costumbre, damos paso al comentario de rigor…

 

Ruthye es una niña que encuentra a su padre muerto en el medio del campo. Fue asesinado por Krem de las colinas amarillas, un agenterreal (Enviado del rey) que había pedido asilo en su granja la noche anterior. La fina y costosa espada con que Krem atravesó el pecho del padre de Ruthy fue dejada allí sin explicación. La niña retira la espada del cuerpo de su padre y la conserva. Sus ocho hermanos mayores se reunieron y comenzaron a discutir sobre qué acción tomar, se fueron envalentonando entre ellos, pero finalmente decidieron dejar todo en manos de la justicia divina, por temor a represalias. Esto era inaceptable para Ruthye, por lo que tomó la espada y partió de su casa buscando vengar a su padre.



Llega a una ciudad en la que comienza a averiguar dónde encontrar al mejor cazarrecompensas de la zona. Termina dando con él en un bar al estilo Mos Eisley y le ofrece la fina y costosa espada como pago por matar a Krem. El crápula toma la espada y le dice que vuelva tranquila a casa que él cumplirá con el encargo, pero Ruthye nota que está siendo estafada. Intenta recobrar su espada, pero el cazarrecompensas la tumba de un golpe. En el fondo del bar, una joven mujer ataviada con viejos ropajes se interpone en el camino del criminal, lo golpea y recupera la espada. Esta joven no es otra que Supergirl, que había viajado a este lejano planeta en busca de un sol rojo que la debilite y así poder emborracharse celebrando su vigésimo primer cumpleaños. Asombrada por el poder de Kara, Ruthye empieza a seguirla al tiempo que le pide ayuda para vengar a su padre. Supergirl se niega y, cuando está a punto de abordar su nave, es atacada por Krem de las colinas amarillas, que había sido notificado que estaban intentando contratar a alguien para matarlo. Kara y Krypto son heridos por las flechas de Krem y, cuando Supergirl le hace frente, el asesino huye en la nave de la dama de acero.

Kara termina aceptando buscar a Krem para ayudar a Ruthye y vengar el ataque a Krypto a pesar de estar herida, debilitada por el sol rojo y sin medios de transporte. Comienza entonces una persecución espacial en medios de transporte público en el que las mujeres van siguiendo los pasos de Krem. Se enteran que se unió a los “Brigantes”, unos piratas espaciales que gozan de asesinar y ofrecen perdonar cada mundo que visitan si es que pueden pagar grandes sumas de dinero, de lo contrario, exterminan toda vida en el planeta en cuestión.

Supergirl y Ruthye buscarán dar con Krem y superar los problemas que se crucen en el camino, al tiempo que se irán conociendo cada vez más y afianzando su relación…



 


Tom King agarra un argumento de lo más trillado, que ya se ha visto en cientos de historias en cuanto medio se nos ocurra, lo pinta de novedoso y lo aplica a Supergirl… Un asesinato, el deseo de venganza y la persecución. A esto que suena tan básico, le agrega valor desde muchos ángulos distintos. Para empezar, lleva a Supergirl a un tipo de historia en la que no nos resulta habitual verla, saltando de planeta en planeta buscando ajusticiar a un criminal y con sus poderes yendo y viniendo dependiendo del sol bajo el que se ubique; le pone de coprotagonista a la joven Ruthye, que es un personaje al que consigue volver encantador con un solo truco, el de ser una niña que habla con un léxico muy frondoso, profuso y en extremo correcto; y llena al viaje de situaciones que varían entre lo cómico o absurdo, el heroísmo, la aventura y la tragedia. Como esto no alcanza para completar ocho entregas, profundiza algo en los personajes secundarios y mucho en Supergirl. Repasa como le afectó la tragedia de Krypton, habiendo vivido en el planeta primero y en la ciudad de Argo tras su destrucción, los recuerdos de su hogar y su familia, y el dolor de perderlo todo. Cómo esta pesada carga la vuelve resentida por momentos, teniendo que esforzarse por contener una rabia que quiere desbordar, y cómo su personalidad logra templar estas emociones al tiempo que su brújula moral la pone siempre en el camino del heroísmo desinteresado, característica que arrastra desde su infancia. Utiliza muy bien distintos personajes de la leyenda de Supergirl como Krypto o Cometa y, gracias al viaje constante que inunda las páginas, se da permiso a plasmar escenas de los más disímiles en cada planeta, con pasajes de humor o de profunda emoción. Todo engalanado con la aventura, impactantes escenas de acción y una historia central muy bien contada.

Pero todo esto no sería tan impactante sin el enorme despliegue de talento que tiene la dibujante brasilera Bilquis Evely. Tiene un estilo que todo el tiempo me remite a los años 30 del siglo pasado por los diseños de los rostros, los peinados, el movimiento de los vestuarios, los labios pintados de negros, las largas y robustas pestañas, los hermosos ojos grandes y los cuerpos que pone en página. Pareciere tener influencia tanto del cine y el teatro de la época, como de dibujantes como Alex Raymond o Harold Foster por ejemplo, no porque los imite, sino porque esas características mencionadas parecieran referenciarlos. Sin embargo, esto es solo un detalle que me impactó y atrapó de su trabajo, pero metiéndonos de lleno en la obra, es impresionante el despliegue y la variedad de recursos que emplea, los mundos y las tecnologías que diseña, la ductilidad que tiene para crear escenas que transmiten un amplio arco emocional, como puede pasar de una situación a otra completamente distinta con total naturalidad, las distintas arquitecturas con las que se luce y la habilidad de elegir siempre la mejor puesta en página para la escena a plasmar y la multiplicidad de diseños que usa a tal fin.

 


Es el primer trabajo que leo tanto de King como de Evely y, si bien me gustó el trabajo de ambos y voy a volver a leer algo de King prontamente, quedé fascinado por el arte de Evely de quien me acabo de convertir en fan absoluto. Muy recomendable!

 


“Cada instante en que Krem respira el aire que me rodea me causa el dolor de una herida que no cicatriza.”

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