Leímos una obra fundacional, tanto en la historia del Manga como en la del Maestro Osamu Tezuka, porque saldamos otra deuda pendiente al lee...

Aventura soñada: “La nueva isla del tesoro”

Leímos una obra fundacional, tanto en la historia del Manga como en la del Maestro Osamu Tezuka, porque saldamos otra deuda pendiente al leer “La nueva isla del tesoro”, Historieta que el Maestro publicó originalmente en 1947.

 

Tezuka era un versado mangaka antes de publicar esta obra, además de las tiras de prensa que venía haciendo por aquí y por allá, estaba trabajando en la primera versión de su “Lost World” (Que hace un tiempo comentamos en un podcast de Archivo de Cómics y dejamos por acá: https://www.facebook.com/Historiasenvinetas/posts/pfbid02ZzQPnSFW1pyxUAS52Z2ptF8227TcUnrg1hjxnPaV8oXq7YPVGDPUmnCUjfjywMxYl). Se lo suele llamar “El padre del Manga moderno” o “El Dios del Manga”, principalmente por el impacto y el éxito que obtuvo con la publicación de esta obra, además de su generosa producción posterior. En 1947 y con solo 18 años a cuestas, Tezuka conoce al artista Shinichi Sakai, quien queda impresionado por su talento. Le propuso entonces que llevara adelante un encargo solicitado por la editorial Ikkuei Shupan, dibujar un guion llamado “La nueva isla del tesoro”, basado en la famosa novela de Louis Stevenson. Tezuka acepta el encargo y dibuja una Historieta de 250 páginas con muchos agregados de cosecha propia al guion recibido. Sakai consideró en su momento que había varias escenas complejas para lectores infantiles y que el final no era apropiado, por lo que eliminó varios pasajes dejando la Historieta en poco menos de 200 páginas, con lo que Tezuka nunca estuvo de acuerdo.

Japón se estaba recuperando de los estragos que había causado la segunda guerra mundial, la economía estaba destruida y el entretenimiento no pasaba su mejor momento. El Manga sobrevivía en los diarios, en formatos breves y económicos y en exposiciones callejeras popularizadas como “Teatros de papel”. La aparición en ese momento de una obra extensa como “La nueva isla del tesoro” fue tanto una novedad como una apuesta y salió mejor de lo que esperaban.  Agotó existencias, tuvo excelentes repercusiones y habilitó una nueva forma de publicar Historietas (De allí lo de “Padre del Manga moderno”).




Sin embargo, y por la censura que sufrió su obra original, Tezuka nunca aceptó que la obra sea reeditada y, con los años, se hizo imposible de conseguir. Pero en los 80´s, la editorial Kodansha estaba recopilando toda la obra de Tezuka en la colección “Obra completa en Manga de Osamu Tezuka”, título que faltaría a la verdad si no incluyera la famosa aventura isleña. Así fue que Tezuka se propuso rehacer la Historieta y la redibujó completamente. Volvió a contar la historia tal como él la concibió, le puso el final original y, en teoría, intentó respetar el estilo de dibujo que tenía por entonces. El cambio más importante fue la puesta en página, que originalmente se dividía en tres viñetas verticales y ahora pasaba a cuatro viñetas, las que podían unirse para dar más espacio al dibujo cuando fuera necesario. Esta es la versión que se popularizó y que hemos leído recientemente.

Pete es un joven que tiene en su poder el mapa de un tesoro. En camino hacia el barco de su amigo el Capitán casi atropella a un perrito, al que decide llevar consigo. Llega a la embarcación justo cuando estaba zarpando y aborda al último minuto. Le muestra su mapa al Capitán, quien no cree que puedan encontrar el tesoro por tratarse de un mapa muy antiguo. Le asigna un camarote a Pete para que descanse y, esa misma noche, son abordados por piratas que buscan el mapa. Hunden la embarcación, pero Pete, el Capitán y el perro logran escaparse y armar una balsa con la que, tras mucho navegar, llega a una isla. Casualmente es la isla del mapa y comienzan la búsqueda del tesoro. Los piratas llegan detrás de ellos y comienzan a competir por hallar el cofre. Los piratas capturan al Capitán e intentan matar a Pete, pero es rescatado por un hombre muy parecido a Tarzán llamado Barón. Con su ayuda, lograrán vencer a los piratas y conseguir el tesoro justo cuando una embarcación de salvataje llega a la isla en su búsqueda. Esa noche Pete va a dormir y, al despertar en su camarote, duda de que todo haya sido real o apenas un sueño…

 


Tezuka toma algunos elementos de la novela de Stevenson como la isla, el mapa, el tesoro, los piratas o el naufragio, pero le suma otros nuevos como los protagonistas, algún aspecto fantástico o el avatar de Tarzán. Como solía hacer siempre, tomaba a sus personajes como actores que actuaban en distintos roles en todas sus obras, por lo que se ven caras familiares a lo largo de la historia. Es una lectura ágil, ligera, muy entretenida y con una aventura atrapante, que puede resultar algo simple leída hoy (Y en la adultez), pero que debidamente contextualizada demuestra porqué es un clásico. En el dibujo, y como en casi la totalidad de sus primeras obras, se nota la influencia de las primeras animaciones de Disney, no en el diseño de personajes, sino en la fluidez y cadencia de los movimientos de los cuerpos y de los objetos en el espacio. Todas las páginas se estructuran en cuatro viñetas verticales, pero puede unir dos o tres de ellas en una sola para dar mayor lugar e impacto a determinadas escenas, lo que funciona perfectamente. La solidez que tenía en la narrativa, en el uso de las herramientas que ofrece el medio, en la calidad y claridad del dibujo, en la fuerza de sus imágenes, en lo inequívoco de las expresiones que transmiten los personajes y en la fuerza de sus diseños, son clara prueba y justificación del porqué Tezuka es el verdadero Dios del Manga.

 


El presente ejemplar fue publicado en 2008 por Ediciones Glénat y se complementaba con “El diario de mi debut”, que es la reproducción de un diario personal que llevaba Tezuka desde 1946, con algunos recortes realizados por el autor, en el que deja constancia de su forma de trabajar, las relaciones familiares, las actividades que realizaba, las amistades que frecuentaba y lo que pensaba de la vida en general y su obra en particular. Imprescindible!

 

 


 

“Entiendo tus ansias de aventura, chico… Pero lo de ir a buscar tesoros es actualmente un sueño irreal.”

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