Vamos con otra lectura complementaria porque estuvimos revisitando el catálogo publicado por la Biblioteca Nacional Mariano Moreno en 2015 y...

La cara de la revista: “De tapas”

Vamos con otra lectura complementaria porque estuvimos revisitando el catálogo publicado por la Biblioteca Nacional Mariano Moreno en 2015 y que acompañaba la muestra allí realizada entre agosto y octubre de aquel año.

La muestra en cuestión estaba dedicada a repasar la historia y evolución de las portadas de revistas argentinas, especialmente aquellas vinculadas con la historieta. El catálogo, que se entregaba de forma gratuita al visitar la exhibición, se extiende a lo largo de 80 páginas en las que reproduce muchas portadas, se acompaña con textos y notas introductorias de cada período histórico o género y algunas citas de los creativos detrás del arte de las tapas.

Se puede dividir en dos partes, un repaso histórico arrancando a finales del siglo XIX, con publicaciones como “Almanaque Don Quijote” o “El desengañador”, dejando constancia de la sátira política que colmaban sus páginas, el cambio de siglo y la aparición de publicaciones que seguían la misma línea de contenido con revistas como “Caras y Caretas”, “Humorista Porteño” o “Páginas de Columba” (Ya comentamos algunas de estas cuando hablamos de “La Historieta Salvaje” y de los libros de Trillo y Broccoli), para pasar a la diversificación de la temática con la aparición de revistas infantiles como “PBT”, “Pulgarcito”, “Billiken”, las de García Ferré (Anteojito, Petete, Larguirucho y demás), las de Dante Quinterno (Patoruzito, Patoruzú, Isidoro, etc), y las nuevas publicaciones que aparecieron con los años como “Humi”, “Cordones sueltos” y “Jardín de Genios”, entre otras; las de contenido humorístico con revistas como “Rico Tipo”, “Tía Vicenta”, “Capicúa”, “Hortensia”, “Satiricón”, “Chaupinela” o “Super Humor” entre otras, donde el humor no solo abarcaba la vertiente política, sino que se extendía generosamente por todo el espectro de la vida del hombre; y concluye con las revistas dedicadas a la aventura con publicaciones como “El Gorrión”, “Tit-Bits”, las muchas cabeceras que tuvo la Editorial Columba (Intervalo, El Tony, D´artagnan, Fantasía, Nippur Magnun, etc.), “Misterix”, las revistas de Editorial Frontera con la legendaria “Hora Cero” a la cabeza, las de Ediciones Record (Skorpio, pif-paf, etc.), la irrupción de “Fierro” hasta llegar a tiempos más actuales con la aparición de “Cazador”, las revistas publicadas por Trillo (Puertitas, Puertitas Terror, etc.), hasta llegar a la autopublicación con el paso del siglo XX al XXI con revistas como “El tripero 2000” o “Lápiz Japonés”.




Por otra parte, el libro da cuenta de la importancia de las portadas en una publicación, las que compartían espacio con muchas otras tapas de revistas en los puestos de diarios y debían esforzase en captar la atención del posible lector para ser la compra elegida. La diferencia entre usar personajes establecidos, una imagen que de una idea general de la publicación, o un rostro que conecte con el lector, la importancia de los colores y las limitaciones de cada momento en la materia, y los grandes artistas que engalanaron tapas a lo largo de la historia.

Todo el catálogo está plagado de reproducciones de las portadas exhibidas, con la ilustración original acompañada del resultado final (La portada con el título y los textos), algunos bocetos y, con algunas pocas portadas, los pasos del proceso desde el primer boceto hasta el resultado final. La lista de artistas que desfilan por estas páginas dejan boquiabierto al más arisco de los lectores, porque entre ellos se cuentan Arturo Lanteri, Oscar Soldati, Lino Palacio, Manuel García Ferré, Jorge de los Ríos, Carlos y Lucas Nine, Jorge Limura, Raúl Fortín, Carlos Meglia, Ramón Columba, Dante Quinterno, Hector Torino, Guillermo Divito, Landrú, Alberto Cognigni, Andrés Cascioli, Oskar Blotta, Alberto Bróccoli, Hugo Pratt, Alberto y Enrique Breccia, Carlos Clémen, Francisco Solano López, Lucho Olivera, Ricardo Villagrán, José Luis Salinas, Alfredo de la María, Oscar Chichoni y un largo e ilustre etcétera.




Un lindo recuerdo de una muestra que debería ser permanente e itinerante, para que pueda ser disfrutada por gente de todo el país… Y del resto del mundo también!

 

 


 

“Antes se podían hacer caricaturas porque había grandes hombres, pero ahora que todos son caricaturas, no se sabe qué hacer.”

0 coment�rios: