A pesar de los años transcurridos y las decepciones vividas, aún nos entusiasmamos de vez en cuando esperando el estreno de alguna peli que ...

Previa a la decepción: “Flash: El hombre más rápido del mundo”

A pesar de los años transcurridos y las decepciones vividas, aún nos entusiasmamos de vez en cuando esperando el estreno de alguna peli que adapte Historietas (Así como hubo decepciones, también hubo pelis que nos gustaron mucho, dicho sea de paso). La última vez que nos pasó fue esperando que salga a la luz “Flash”. Se sabía que la película había sido retrasada en varias oportunidades, que habían cambiado de director, que las reescrituras del guion fueron constantes, que el protagonista se la pasaba haciendo boludeces, que Warner no sabía que rumbo tomar con el DCU, y demás noticias desalentadoras. Sin embargo, se rumoreaba que adaptarían libremente Flashpoint (Con énfasis en “libremente”), que se abrirían las puertas del multiverso cinematográfico, que aparecerían distintas versiones de varios Superhéroes y, principalmente, que Michael Keaton volvía a calzarse el batitraje, y el Batman de Keaton nos voló la peluca cuando vimos el estreno de “Batman” en el 89, con 9 años y un nivel de fascinación mayúsculo, por lo que le tenemos un amor incondicional. Además, Warner finalmente se había decantado por darle la silla de director a Andy Muschietti, director argentino (E hincha del Rojo), al que le teníamos toda la fe. Después de tanta espera llegó el momento, el director vino a Argentina a promocionar la peli (Junto al Bocha en la cancha de Independiente!!!!), y eran tantas las ganas que tenía de verla que fui al preestreno un día antes del estreno oficial… Bastaron 5 minutos de metraje para que todo el entusiasmo se cayera por la borda y empezara a putear a Muschietti, Warner, Ezra Miller y la mar en coche… O sea, no me gustó para nada. Lo cierto es que, en la previa al estreno, DC Cómics publicó una miniserie de tres partes que hace de nexo entre la película Justice League y la de Flash en la que, aventuras mediante, se explican los cambios del personaje de una cinta a la otra. Ovni Press recopiló esta miniserie en un tomo y, con el embale que teníamos, lo compramos ipso facto. Desconozco el resultado que habrán tenido con las ventas, pero tuvieron el buen criterio de ponerlo en venta antes del estreno, porque de hacerlo después, hubiesen vendido mucho menos… A pesar de todo esto, como ya lo habíamos comprado, lo leímos y pasamos a comentarlo con la velocidad de un rayo.

 



La historia arranca con Flash como protector de Central City y Barry que hace malabares entre su actividad superheroica y su flamante trabajo como ayudante en el laboratorio de la policía, al que siempre llega tarde y va perdiendo la confianza de sus compañeros y jefe. Evita un contrabando de armas llevado adelante por un mafioso llamado Vincent quien, cansado de las constantes intervenciones de Flash, le pide a un villano llamado Viga (Un gigante de acero superfuerte) que mate a Flash. Viga acepta porque necesitaba dinero para el tratamiento médico de su internado y moribundo padre. Empieza a atacar la ciudad para llamar la atención de Flash y el enfrentamiento no sale muy bien para el héroe porque no sabe pelear. Para subsanar esta falencia, corre a Gotham para pedirle a Batman que lo entrene. Mientras pelean, descubren y refinan los poderes que le da la supervelocidad, como manejar la densidad molecular, crear golpes poderosos y demás… Flash vuelve con renovadas esperanzas a Central City, se enfrenta a Viga con la ayuda de Batman y lo vencen. Batman le regala el anillo con el nuevo traje (Porque hasta acá seguía usando la horrible armadura de la peli “Justice League”), además de financiar el tratamiento del padre de Viga.




En el segundo capítulo, Flash se vuelve a meter en los negocios de mafiosos, en este caso, de la familia Monteleone liderada por los hermanos Jack y Joey. Pero Joey, había sufrido un accidente por el cual su cuerpo mutó a se una masa de alquitrán (Onda Venom) que se hacía llamar, muy originalmente, Alquitrán. Cansado de los fracasos de su hermano Jack, Alquitrán lo saca del medio y empieza a atacar Central City para distraer a Flash, mientras que el resto de la organización realiza exitosamente los contrabandos. Mientras todo esto sucede, el cuerpo de Flash comienza a vibrar en ocasiones y no lo puede controlar. Charla mediante con su padre preso, intenta mantener la calma y dominar este nuevo poder, el que lo ayuda a derrotar a Alquitrán y desactivar a la familia de mafiosos. Con la maduración que tuvo dominando este nuevo poder, comienza a funcionar mejor en su trabajo y mejora también la concepción que de él tenían jefes y compañeros.

El último capítulo gira en torno a un enfrentamiento con The Top (El Trompo), un villano de la Rouges´ Gallery que, con el fin de vender sus servicios criminales, debe hacer una demostración de sus poderes, para lo que se enfrenta con Flash y lo supera. Sube la apuesta exigiendo a Central City que entrega a su héroe o destruirá toda la ciudad, pero los ciudadanos se niegan montando una enorme demostración de amor por Flash. El hombre más rápido del mundo corresponde esta confianza derrotando al villano.

 



La miniserie tiene guion de Kenny Porter quien, sin grandes pretensiones, se propone justificar todos los cambios que se ven en el personaje entre sus apariciones fílmicas, rodeando todo de aventuras al mango y del crecimiento de Barry que en cada capítulo da un paso distinto para llegar a ser el gran héroe que sabemos que será (O hubiese sido, en el caso del Flash del cine). Lectura ligera, entretenida, con un todo cercano a la Liga de Whedon, con color, humor y algunos pasajes medio pavotes…




Cada capítulo está dibujado por un artista diferente, el primero es obra del puertorriqueño Ricardo López Ortiz, de estilo anguloso, con influencias cartoon y del manga, mucha línea cinética y expresiones exacerbadas. El segundo tiene dibujos del argentino Juan Ferreyra, que es lo mejor de todo el libro. Un dibujazo llenos de puestas dinámicas, super efectivas, con mucho esfuerzo para referenciar a los actores, muy creativo para manejar la velocidad y mostrar la speed force, y el Alquitrán/Venom que hace está buenísimo. Y el último es obra del estadounidense Jason Howard, cuyo estilo es cercano al de López Ortiz, pero con menos influencias evidentes y bastante más comiquero o superheroico.

Ya lo he dicho varias veces, tengo cierta debilidad por las adaptaciones de pelis a Historietas, y las precuelas y secuelas que se hacen en este medio. Esta precuela no es indispensable ni algo que me anime a recomendar, pero sin duda, es ampliamente mejor a la película…

 

 


“Todos ustedes tuvieron fe en mí en mi peor momento… ¡Ahora déjenme mostrarles lo que puedo hacer cuando estoy en mi mejor momento!”

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