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Derrocando al rey: “Punisher Vol. 2 # 14 al 18: Kingpin Rules”

Los que habitualmente visiten la página y conozcan nuestras secciones, habrán notado que cuando compartimos nuestras compras en “La Historieteca de Historias en Viñetas”, siempre aparecen números aislados de colecciones viejas que vamos consiguiendo aquí y allá para tapar huecos en estas. Con una mezcla entre completismo, nostalgia y espíritu arqueológico, constantemente estamos a la caza de ese tipo de material. Así fue como recientemente conseguimos los números 16 al 20 de la colección “El Castigador” publicada por Cómics Forum hacia fines de los 80´s, que incluyen las entregas 14 al 18 del segundo volumen de nuestro querido “Punisher”. Estos números traen una saga completa y auto conclusiva sobre la que había leído buenos comentarios y que, posteriormente, fue recopilada en distintas ediciones con el nombre de “Kingpin Rules”, que es un grafiti que se ve en la portada del primer capítulo.

 

Frank Castle consigue pruebas que vinculan al Kingpin con bandas de delincuentes formadas por alumnos y que operan dentro de una escuela. Se hace pasar por profesor de ciencias sociales y se infiltra en la escuela para dar con la organización. Tiene suerte porque el primer día los descubre y nota que el asunto es más complicado de lo que esperaba, los chicos no están metidos en la venta de drogas, sino que trafican armas con estados terroristas pagando su correspondiente porcentaje a Wilson Fisk. Deja a una alumna a cargo de la clase y se enfrenta a la banda en el sótano de la escuela siendo asistido por Mc Dowel, un alumno que anda calzado, y Mr. Brooks, el profesor de químicas que también va protegido a la escuela con un revólver. Pero los deja atrás y persigue a los criminales por las alcantarillas, matando a la mayoría de ellos. Se ve que las clases son largas en Estados Unidos porque, después de todo esto, Frank vuelve al curso y retoma la lección. Lo cierto es que este evento hace que Punisher decida que es hora de derribar a Kingpin.




Cuando Fisk se entera que Punisher desactivó su operación, manda a un equipo a acabarlo. Localizan su almacén y se meten, pero todos son derribados por las fuerzas conjuntas de Punisher y las defensas de Microchip. Como plan de resguardo en caso de que su equipo fallase, Kingpin tenía apostado en un techo cercano a un tipo con una bazuca que vuela el almacén con una enorme explosión de la que Frank y Micro apenas pueden escapar.

Punisher toma nota del inmenso poder de Kingpin y se da cuenta de que es una batalla que no puede librar solo, por lo que reúne un equipo formado por el alumno y el profesor que lo ayudaron previamente, microchip y Conchita Ortiz, una guerrillera que había conocido dos números atrás de la presente saga (Literalmente), con la que tenía onda.




Atacan por distintos frentes intentado derribar a Kingpin desde sus finanzas, Microchip mete un virus en su sistema, mientras que Punisher y el resto intercepta y roba envíos de dinero desde distintos casinos de Fisk. Pero el buen Wilson no es ningún nene de pecho y enseguida toma cartas en el asunto enviando distintos agentes a acabar con el equipo de Frank, y sumando un hacker a sus filas que contrarreste los embates de Microchip, al tiempo que se ve forzado a dejar el sistema informático y pasar a controlar sus negocios de forma manual, por lo que también suma gente idónea para la tarea.

Con muchas bajas en ambos bandos, los caminos se estrechan hasta el momento en que Punisher y Kingpin están, por primera vez, cara a cara…

 


Desde la primera entrega de este volumen es Mike Baron quien está a cargo de guionizar la serie y, si bien no descolló nunca, hizo un trabajo parejo y más que decente. Esta saga se siente como cuando me sentaba un sábado a la tarde a ver “sábados de super acción” en la televisión abierta, donde pasaban películas ochenteras de tipos duros que enfrentaban villanos en una desventaja notable, pero siempre salían airosos. Está llena de clichés de ese tipo de pelis, con los chicos en la escuela con look punk, de pelos parados y remeras de red, un equipo de héroes que van quedando en el camino conforme recrudece la batalla, peleas de hackers con computadoras de los 80´s, en las que con un diskette casi que dominabas al mundo, persecuciones callejeras con vehículos y lluvia de balas, gente que cambia de bando, luchas mano a mano y un enfrentamiento final con el gran jefe. En casi todas las historias de Punisher, el enemigo apuntado termina muerto porque Frank es hombre de pocas palabras y muchos disparos, sin embargo, desde el comienzo se sabe que esta saga no puede terminar igual, Punisher no va a matar a Kingpin ni viceversa, porque ambos son personajes establecidos y recurrentes en el Universo Marvel. Pero Mike Baron encuentra una buena vuelta de tuerca para que Punisher decida dejar con vida a Kingpin (A pesar de que cobra duro y parejo cuando se enfrentan), y negocie una tregua provisoria que pone fin a la guerra. No es una obra maestra, pero sí es muy entretenida y estos cinco números se erigen como los mejores de su paso por el título.

Pero no todo son laureles, porque el dibujo es obra de Whilce Portacio, un artista que nunca me terminó de convencer. A su favor, y al igual que algunos de sus pares con los que fundó Image Comics, tiene el sentido de la espectacularidad muy desarrollado (Se notaría aún más en sus trabajos posteriores, pero en estos números ya se dejaba ver), con secuencias de acción al mango y enfoques de lo más dinámicos. En el resto se lo nota un poco limitado, por ejemplo, toda la ropa que dibuja se ajusta a los cuerpos como un traje de superhéroe, aunque sea una camisa o un pantalón de vestir, se pega al cuerpo como si fuera la única forma que tiene de dibujar vestuarios. Por lo demás, tiene poca variedad para el diseño de personajes, notables cambios en la fisonomía de estos de una viñeta a la otra y narrativa algo confusa por momentos. Algunas de estas falencias las pudo ir puliendo con el tiempo, otras no, pero deja varias viñetas y portadas memorables en esta saga y, a juzgar por el correo de esta edición, su trabajo era muy bien recibido por los lectores del momento, quienes lamentaron su partida del título pocos números después… Algo es algo!

  


 “Tú y yo Kingpin… ¿Qué dices? Terminemos de una vez.”

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