Cuenta la leyenda que Howard Phillips Lovecraft tenía cierta
debilidad por los gatos y, durante su niñez, tuvo un vínculo estrecho con “Niggerman”,
un gatito negro sobre el que se expresaba con profundo amor, y al que Dolores
rebautiza como Negrito para esta Historieta. En algún momento de su juventud,
Lovecraft pierde el rastro de Negrito y no vuelve a verlo jamás. La autora imagina
en estas páginas como se dio esa separación que dejó un vacío en el alma de pequeño
H.P. Negrito escapa y Lovecraft empieza a buscarlo por lugares como la casa de
Ulthar (Que aparece en el ciclo de aventuras oníricas de Lovecraft, más
precisamente en los relatos “Los gatos de Ulthar” y “Los otros Dioses”), el pueblo
de Innsmouth (Parte de la geografía de “Los mitos de Cthulhu”), hasta terminar
en Exham Priory (Ruinosa propiedad ancestral que aparece en “Las ratas de las
paredes”). Por su parte, Negrito hace una visita a Exham donde tiene un sueño
premonitorio, ve a Howard poseído por un demonio y a él mismo atacándolo para
sobrevivir… La oscuridad de los paisajes que visita afecta el alma del frágil
jovencito, que no volverá a ser el mismo una vez que estos sucesos queden en el
pasado…
Finalmente, Lovecrat se encuentra con Cthulhu en Exham y
Negrito llega con la posesión en proceso, augurando como cierto el sueño que
tuvo…
Evidentemente Dolores siente un profundo amor por los gatos
y una gran admiración por la obra de Lovecraft, y hace confluir esos intereses
en esta Historieta. No solo le da un final a esa relación entre un niño y su gato,
sino que hace pasar al protagonista por una serie de circunstancias que lo
afectan y modifican de un modo tal, que propicia el nacimiento del oscuro mundo
interno del muchacho, el que más tarde emergerá en la profusa obra de
Lovecraft. Con buen criterio entonces, hace aparecer en estas páginas los
sitios mencionados y propios de la obra del autor, más algunos de los
personajes que pueblan sus páginas como Zadock Allen, Obed Marsh o los lívidos
(Ghasts), que moran en las zonas inferiores de las tierras del sueño. Esto
plasmado con un hermoso dibujo, que oscila entre el horror y la ternura, que
varía entre páginas cargadas de fondos y paisajes, con otras mucho más despojadas,
en los que aplica distintas líneas y trazos para manejar con eficacia la luz,
la oscuridad, la profundidad y el volumen de figuras y fondos. Muy buen trabajo
que me dejó con ganas de leer las otras obras de la autora… Miau!
“En el crepúsculo mostraba
su parentesco con los duendes de las sombras, corriendo por el prado en misiones
ignoradas Perdiéndose en la oscuridad de los arbustos. Para saltar sobre mí por
sorpresa.”
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