Recientemente, en una lectura comentada dedicada a la primera familia, decíamos que, como si fuéramos adictos, cada tanto necesitábamos nues...

Cantando con el Juez: “Judge Dredd: Megacity Blues” & “Judge Dredd: Tolerancia cero”

Recientemente, en una lectura comentada dedicada a la primera familia, decíamos que, como si fuéramos adictos, cada tanto necesitábamos nuestra dosis de Fantastic Four. Una verdad inobjetable en nuestro caso pero que no se circunscribe únicamente al cuarteto de Stan & Jack, sino que nos pasa lo mismo con varios personajes más. Del mismo modo necesitamos leer con cierta regularidad algo de Superman, de Astérix, Pitufos o Lucky Luke, de las Tortugas Ninja, de X-MEN y varios otros, entre los que también se encuentra la 2000AD. Como ya hacía bastante que no nos metíamos con nada del futuro post apocalíptico de la editorial británica, agarramos dos tomos de Judge Dredd publicados por Norma Editorial, en los números 106 y 149 de su colección “Cimoc Extra Color”.

Bajo el nombre de “Judge Dredd: Megacity Blues”, el libro recopila varias historias breves guionizadas por los Maestros Alan Grant & John Wagner, todas dibujadas por el gran Simon Bisley. El talentoso trio nos lleva de paseo por historias de lo más variadas arrancando con un musical, un día en la vida de Dredd desde que se levanta hasta la noche narrado por coristas que lo acompañan cantando, los diálogos de Dredd también participan de las canciones, y termina condenando a un tipo por no estar autorizado a cantar en la Historieta. Sigue el destino de Tommy Who, un tipo sin ojos, boca ni oídos, imbatible en las prohibidas máquinas de estimulación sexual. Mientras jugaba una de ellas en un bar, a punto de vencer su propio récord, Dredd le vuela la cabeza… En “Gallinero” una pandilla de criminales en motos voladoras y con quijadas mecánicas, ataca por diversión el bloque John Major, poblado por personas extremadamente dóciles y delicadas, donde nació el “Club de Batplaneros”, un deporte para el que se visten con trajes muy similares al de Batman y planean sobre el bloque. Los pandilleros atacan, arrancan la cabeza de algunos Batplaneros con sus mandíbulas y huyen. Dredd los encuentra y ajusticia en el bloque Ozzy Osbourne, obviamente. En “Ironfist: en directo desde Megacúpula”, el cadáver de un metalero mega famoso es activado con la ciencia del futuro y le organizan un recital. El rockero quiere incitar a la rebeldía como hacía en el pasado, pero se encuentra con las nuevas leyes impuestas por Dredd y el concierto termina en caos con muchas bajas y heridos… Judge Dredd vuelve a cruzar su camino con Papá Noel en “Objetivo Mr. Claus”, cuando en un Diciembre como cualquier otro, Santa Claus intenta recorrer Megacity con su trineo volador repartiendo regalos, pero es alcanzado por misiles teledirigidos y el castigo final de Dredd por reincidir en el intento de ingresar sin autorización a la ciudad. La dimensión de “Rock Power” es un mundo edulcorado lleno de dulces animalitos antropomorfos estilo Disney, que un día es asolado por un demente escapado de Megacity que mata a todos hasta que es alcanzado por Dredd, que tampoco se sensibiliza demasiado con estos tiernos personajes… Sigue con “El gran Troudini” un mago muy voluminoso que llega al aeropuerto de Megacity donde es inspeccionado por un grupo de jueces liderados por Dredd… Desnudan a Troudini en busca de tráfico ilegal y de su culo sacan los más variados artículos… Toda era parte de un show gratuito que brindaba el mago. El tomo cierra con “La leyenda de Johnny motorista”, en el que Johnny es desafiado a una carrera en “la curva del muerto”, una autopista a la que nadie ha sobrevivido. La carrera se complica cuando Dredd intenta frenar a los motoristas por incumplir con las normas de tránsito.

 


Lejos de las sagas largas que llevaban a Dredd por aventuras en las que enfrentaba peligrosos criminales y desolados paisajes, estás Historietas no se extienden por más de seis páginas y son, directamente, comedias. La violencia, los enfrentamientos, los peligros que debe enfrentar Dredd quedan relegados en favor del humor, y solo sirven como medio para llegar a ese objetivo. Todas y cada una de las historias aquí reunidas están pensadas para terminar con un remate cómico. Claro que es el humor que divertía a Grant y Wagner, con mucha ironía, sátira, crítica social, revisión y ridiculización de la cultura popular, situaciones llevadas a extremos irrisorios y mucha mala leche. El cóctel que preparan funciona perfecto, todas las historias son muy divertidas y pareciera que están pensadas para lograr tanto el efecto cómico, como el lucimiento del dibujante, como si supieran quien se encargaría de la parte gráfica y escribieran para él.

Y Simon Bisley es heavy metal al mango en poderosos parlantes con mucha distorsión. Se luce en todas las historias, con páginas que chorrean gore, violencia y excesos. Emplea distintas técnicas en las historias, variando las formas de emplear el color, el nivel de caricaturización y los trazos. Trabaja con absoluta libertad y se da permiso de hacer lo que quiera, como meter un personaje cuya cabeza es una garcha (literalmente), o poner a una mujer trans con poca producción como villana, reventar renos mágicos o acribillar y mutilar a todos los animalitos símil Disney. Y su versión del Judge Dredd es de las mejores, tanto es así que sus ilustraciones se han utilizado para promocionar al personaje hasta más allá de lo tolerable.

 

En “Tolerancia Cero” tenemos una mayor diversidad porque cada una de las Historietas que componen el tomo está realizada por un equipo artístico distinto. Arranca con la historia que da nombre al libro, obra de Gordon Rennie & Enric Rebollo, en la que un grupo de jueces comandados por Dredd llevan adelante la operación “32-B” en un bloque (Allanamientos preventivos para encontrar incumplimientos a la ley). Después de varias entraderas en las que de casualidad daban con algún crimen menor, llegan a la casa de un asesino en serie, al que intentarán capturar. En “Camp Demento”, de John Wagner & Jason Brashill, los jueces en un ejercicio a través de la Tierra Maldita se cruzan de casualidad con el Mayor Demento, un loco que secuestraba niños y los retenía en su campamento, donde les lavaba el cerebro para convencerlos de teorías conspiranoides sobre el gobierno y su oposición la libre portación de armas… Los Jueces intentarán detenerlo sin lastimar a los menores. “Coto de muerte” es obra de Johnny Mondo y Dean Ormston, en la que muestran un entrenamiento con realidad virtual al que los jueces deben asistir, en el que a Dredd no le gustaron las modificaciones sorpresas que incluyeron y se lo hace saber al diseñador. Sigue “Réplicas”, de Garth Ennis & Glenn Fabry, con la investigación del suicidio inducido masivamente de un DJ, el que llegan a clarificar gracias a la intervención de un novato de la división Psi. El tomo cierra con una historia protagonizada por Judge Anderson llamada “Danza Macabra, obra de Alan Grant & Ángel Unzueta, en que la jueza persigue a un criminal que se esconde en un museo el que otrora fue una discoteca, discoteca que se vio afectada por una bomba de hidrógeno durante la “guerra del apocalipsis” y todos los concurrentes murieron en el acto quedando petrificados. Anderson tendrá que dar con el criminal, sorteando todos los restos de pensamiento de los muertos que percibe con sus poderes psíquicos…

 


Acá las historias, en líneas generales, se centran más en la aventura puntual incluyendo esas dosis de carga irónica y algo de humor, pero, a excepción las Historietas “Coto de muerte” y “Réplicas” que terminan en remate humorístico, recorren caminos distintos a las vistas en el álbum anterior. Se centran un poco más en los procedimientos de los Jueces, en persecuciones, redadas, enfrentamientos físicos y situaciones por el estilo. Pero estos personajes funcionan igual de bien en ambas vertientes (Y sobre todo en la mezcla de ambas) y, si bien son notables las diferencias, con ambos disfruté mucho.

También se ven distintas propuestas gráficas, algunas cercanas al estilo de Bisley y otras muy distintas, pero casi todas tiene un excelente nivel. El dibujo de Unzueta no me terminó de convencer, utiliza mucho color digital en degradé para zafar de dibujar fondos (En una Historieta de pocas páginas), y el estilo anguloso que tiene no me cuadró tanto con estos personajes. Tal vez desentona por la comparación con los artistas precedentes (Encima viene después de Fabry!) y no me hubiese llamado la atención leyéndola individualmente. Pero es un detalle menor en un álbum de muy buen nivel.

 

Dos tomos de lo más divertidos y recomendables, que han saciado mi necesidad de consumir 2000AD… por un tiempito al menos!


 

 

  “¡Ejecución estándar: fuego a discreción!”

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