Por el mangaka Inio Asano desarrollamos una especie de devoción después de leer “Solanin” (Que comentamos por acá: https://www.facebook.com/...

Teens nipones: “La chica a la orilla del mar”

Por el mangaka Inio Asano desarrollamos una especie de devoción después de leer “Solanin” (Que comentamos por acá: https://www.facebook.com/Historiasenvinetas/posts/pfbid02WTEMzQVy44QWojobDVQJX1Jw73XbsJuuEA3f2WGHRm5UqBekMVV6ypZo7ygexitJl) y “Héroes” (Con la que hicimos lo mismo, pero en esta otra entrada: https://www.facebook.com/Historiasenvinetas/posts/pfbid02KcqTLFkmDVT5BN2AafePymVcMXzFMhDUMuepu4pUbLB2NQk9FrXmU3J8BtBh7vm5l). Dos obras muy disímiles con las que el autor muestra su versatilidad desde la historia, lo gráfico y lo narrativo. Por suerte, Ivrea le está dando mucha bola al autor y publicó varios de sus mangas. Recientemente hemos leído “La chica a la orilla del mar”, publicado en dos tomos en su edición original del 2011, y recopilado de forma integral por Ivrea en 2022 y, algo confusos, pasamos a comentarla escuetamente.

 

La historia cuenta el drama adolescente que vive la joven Sato, una chica de secundaria que se encandiló con Misaki, un flaco de la misma escuela pero un par de años más grande, con fama de mujeriego, que la engatusó para que le practique sexo oral y al toque desecharla… Tal vez por despecho, por sentirse utilizada o por dolor, se acerca a Isobe, un compañero de curso que le había declarado su amor años atrás. Sato e Isobe comienzan a tener recurrentes encuentros sexuales, en los que el muchacho le declara su amor pero es rechazado por Sato, que solo quiere sexo y ni siquiera le permite besarla. A pesar de su corta edad, Isobe vive prácticamente solo, su padre viaja por trabajo semanas enteras y su hermano mayor se suicidó producto del acoso que recibía de sus compañeros de clase por alguna capacidad diferente que tenía. Es en la casa de Isobe que se dan los encuentros y donde, además del sexo, los chicos se refugian y comparten largas horas en las que se van conociendo y compartiendo sus pesares, sus desengaños y las heridas que la vida les infringió. Conforme va transcurriendo el tiempo, la balanza se inclina y, cansado de los rechazos, Isobe deja de romantizar la relación al tiempo que se enfoca en vengar a su hermano, mientras que el torbellino emocional de Sato se vuelve aún más confuso sin llegar a discernir qué es lo que quiere. A todo esto, se suman las complicaciones de la vida vistas desde el prisma del adolescente relegado, aquel que no es aceptado por sus pares, es ignorado por sus mayores y que magnifica todo por el período que está atravesando… Enmarcado por un pueblito de provincia, a orillas del mar,

 


Inio Asano vuelve con esta obra a un registro mucho más próximo al visto en “Solanin”, pero con personajes que tienen menos peso propio. Una Historieta introspectiva, que bucea en las emociones de los personajes y saca a la luz los conflictos que los guían. Sin embargo, y a diferencia de aquella obra, acá me parece que está todo medio exagerado, como que se va de mambo. O los adolescentes japoneses son muy distintos a los que conocemos o fuimos, o Asano se dejó llevar libremente, alejándose un poco del realismo tajante. No por las muchas escenas de sexo, sino por los hechos de violencia que se dan en la historia y dentro del marco escolar, y por lo precipitado o exagerado de las reacciones de los protagonistas a distintas situaciones. De nuevo, tengo nulo conocimiento de la cultura adolescente japonesa y puede que mi prejuicio esté fuera de lugar, pero como lector occidental fue esto lo que me llevé.




Mantiene un nivel de dibujo extraordinario, muy realista y con mucho trabajo fotográfico para los fondos, tanto de edificaciones como paisajes o interiores. Pero no mete la foto de fondo y nada más, sino que la interviene dibujando sobre la imagen o a continuación de la misma, logrando resultados muy orgánicos, que se lucen y dificultan establecer el límite de donde termina la fotografía y donde comienza el dibujo. Las escenas de sexo son explícitas pero armónicas, es muy creativo para plasmar los cuerpos y elegir desde qué ángulo mostrar la escena y qué recorte de los cuerpos exhibir.  Y tanto en estas escenas como en otras donde se apoya en el paisaje marítimo que circunda al pueblo, logra unas páginas muy conmovedoras y poéticas.

De lo que hemos leído hasta ahora de Asano, esta obra no fue lo que más nos gustó, pero continúa siendo lo suficientemente buena para que sigamos sus pasos en todo lo que haga.

 


 

 

“Ya sé que estoy muy pesado… pero te lo quiero preguntar por última vez. Sato ¿No hay ninguna chance de que yo te llegue a gustar?.” 

 

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