Habiendo disfrutado tanto con las obras que leí de Alan Moore, a veces me sorprende que todavía me quedan otras tantas sin leer. Pero cada v...

En el que leemos la obra de Moore y Sprouse, Nos maravillamos con cada página Y vamos a intentar expresarlo con palabras: “Tom Strong”

Habiendo disfrutado tanto con las obras que leí de Alan Moore, a veces me sorprende que todavía me quedan otras tantas sin leer. Pero cada vez que me embarco en una de ellas, gozo tanto de la experiencia de adentrarme en alguno de sus mundos por lo que, a la larga, agradezco tener más lecturas del mago en el tintero. Acabamos de leer los 36 números publicados por “America´s best comics” del fabuloso “Tom Strong”, en la recopilación realizada por ECC en tres sendos tomos. En el año 1999 Jim Lee capitaneaba el sello Wildstorm y le propone a Moore lanzar un subsello en el que publicar las Historietas que él quiera. Moore acepta y se inspira en un título de la Golden Age publicado por la coalición formada por las editoriales Better, Nedor, Standard & Pines, llamado “America´s best comics”, para bautizar sus ediciones e incluso reutiliza algunos de los personajes de aquellas editoriales como Black Terror o Fighting Yank. Así nace “ABC” Cómics donde se publican los títulos “Top 10”, “Promethea”, “The League of Extraordinary Gentlemen” o el ya mencionado “Tom Strong”, que ipso facto pasamos a comentar.

 

En el año 1899 el científico Sinclair Strong se lanza a la búsqueda de Attabar Teru, una legendaria isla que nunca fue encontrada, para llevar a cabo sus experimentos allí. Lo acompaña Tomas, el capitán del barco, y su esposa Susan. En las inmediaciones de la isla el mar se agita y el barco se hunde, cobrándose la vida de Tomas. Sinclair y Susan llegan a la costa isleña y logran salvar casi la totalidad del equipo que llevaban. Se instalan en la isla con la ayuda de Pneuman, un robot creado por Sinclair, y empiezan a adecuar el cráter de un volcán inactivo a sus necesidades. Al poco tiempo Susan queda embarazada y en el año 1900 nace Tomas Strong, en el mismo momento en que la población de la isla, los Ozu, se presentan ante ellos y los asisten en el parto.




En el cráter del volcán, Sinclair instala una cámara con una presión cinco veces mayor a la de la superficie terrestre, el máximo tolerable para un ser bípedo, y allí confina a su hijo acompañado de Pneuman. Tanto él como Susan lo visitan regularmente vestidos con unos trajes presurizados que los ayudan a resistir la presión. El objetivo del experimento es criar a un ser humano perfecto, lejos de la influencia y contaminación de la sociedad, y alimentado con una estricta dieta vegetariana a la que se suma la raíz de goloka, un vegetal cultivado por los Ozu que otorga extrema salud y prolonga notablemente la expectativa de vida. Además, se suma un exigente plan de estudios a cargo de Pneuman que potencia las facultades mentales del pequeño Tom. En estas condiciones vive los primeros ocho años de su vida, hasta que un fuerte terremoto asola la isla, derrumba gran parte del volcán y sus padres pierden la vida. Tom sale de la cámara, se acerca al pueblo Ozu y comienza a vivir con ellos. Su crianza le permite desarrollar ingenios que facilitan la vida en la aldea y Tom se vuelve uno más dentro de la comunidad. Estrecha vínculos con la joven y bella Dhalua, quien con el tiempo se convertirá en su esposa y compañera de aventuras.

Pero llegado a la madurez, Tom parte hacia América para conocer la tierra de sus padres y allí comienza a vivir aventuras, asentándose en Millennium City y combatiendo varios criminales, entre los que se destaca Paul Saveen, quien se termina erigiendo como su mayor némesis.




Millennium es la ciudad del futuro, una metrópolis de edificios altísimos, con un sistema de transporte en funiculares que cruza los rascacielos en distintos niveles, por lo que hay gente que pasa meses sin bajar al nivel del suelo. En una de esas torres se instala Tom Strong junto con Pneuman, su esposa Dhalua, Tesla Strong, la hija de ambos y Solomon King, un simio inteligente que es de los mejores amigos de Tom. Con el correr de los años, Tom es reconocido como el principal defensor de Millennium, es muy querido por sus habitantes y vive todo tipo de aventuras.

Comenzamos a asistir a las aventuras de Tom en el año 1999, cuando está cerca de cumplir los 100 años de vida, aunque se mantiene joven y sano gracias a la goloka, y lo acompañamos tanto en las nuevas misiones en las que se embarca, como a recordar distintos momentos vividos en esos cien años. Así lo vemos enfrentar al Hombre Modular, un ser cibernético con consciencia; entrar en contacto con un dios tecnológico; recibir el ataque de “las chicas esvásticas” de Ingrid Weiss, un escuadrón de mujeres nazis con quienes ya se había cruzado en la segunda guerra mundial; realizar distintos viajes en el tiempo y saltos dimensionales; enterarse de que tiene un hijo criado por Paul Saveen; desactivar invasiones alienígenas; entrar en contacto con seres de fuego que viven en el centro de la Tierra; viajar a Terra Obscura, una dimensión paralela ubicada en los confines de su misma dimensión; encontrarse con versiones alternativas suyas y de su historia; estrechar lazos de amistad con personas y seres de lo más variopinto y un etcétera de lo más largo y nutrido que se puedan imaginar…

 


La Historieta es entretenida de principio a fin, en un puñado de números Moore y Sprouse crean toda una genealogía con su historia y sus personajes perfectamente definidos e identificables, y a partir de ahí pueden empezar a jugar con versiones alternativas, universos paralelos, saltos en el tiempo, raccontos del pasado resignificados en el presente y demás variables. Son varias las intenciones que se le adivinan a Moore en esta obra, más allá de contar una historia autosuficiente, entretenida y atractiva (Lo que consigue sobradamente bien, por cierto). La primera es un homenaje o una resignificación de los héroes popularizados en las revistas “Pulp”, aquellas ediciones populares de cuentos y novelas cortas de las que nacieron personajes como La Sombra, Tarzán, Doc Savage o El Zorro entre otros. Por otra parte, llevar las historias de aventura en otra dirección a la que imperaba en la época, con héroes retorcidos, oscuros, torturados e hiper violentos, los que tuvieron su génesis en obras como “Dark Knight Returns” y “Watchmen”. Alan Moore siempre dijo que su objetivo con Watchmen fue destruir el género de los superhéroes, ofrecer una lectura sobre ellos que haga al lector reflexionar sobre el lugar que ocupan y sus verdaderas motivaciones, pero a pesar de sus intenciones y según sus propias declaraciones, la obra no fue entendida como el pretendió y, en cambio, forjó una nueva forma de plasmar a los superhéroes. Forma que se fue degenerando o exacerbando con el correr del tiempo y en los 90´s tuvo su máximo esplendor. Siempre tomé con pinzas estas declaraciones de Moore, me parece que es un discurso que fue acomodando con los años cuando vio el devenir que tuvieron los superhéroes, porque intentar destruir un género entero y desde el interior de una de las principales compañías que los sostienen es, cuando menos, quijotesco. Como sea, en esa época en que los héroes más populares eran oscuros y retorcidos, sale Tom Strong que se para en la vereda de enfrente, cuando todo era seriedad y violencia, Tom es luminoso, divertido y esperanzador. Las aventuras de Tom Strong se resuelven desde el corazón o la mente, rara vez arregla las cosas con los puños, y si bien cada tanto se ve en la obligación de meter una trompada, intenta evitarlo en todo momento.

Por otra parte, Alan Moore imagina aquí que hubiera sido de la industria del cómic si nunca hubiera existido Superman y los cientos de clones y variaciones que se sucedieron tras el éxito que tuvo, con qué se hubiera llenado esa demanda popular si los superseres no fueran una opción. Una de las respuestas posibles es esta ucronía que propone Tom Strong, un héroe científico que vive aventuras como los héroes Pulp ya mencionados, mezcladas con ciencia tanto de cimientos plausibles como ficcionada al máximo, y todo revestido con la empatía y sensibilidad del protagonista, que enfrenta a seres fantásticos, criminales científicos y situaciones cotidianas de la vida familiar. Incluso se deja entrever cierta similitud física entre Kal-El y Tom, ambos son bien parecidos, de marcada quijada cuadrada y llevan un gran símbolo triangular en el pecho, como para aclarar un poco más las intenciones del personaje.




Por último, muchos capítulos de Tom Strong homenajean o hacen referencia a algún período puntual de la historia cómic norteamericano principalmente, aunque también hay algún vínculo con la BD perdido por ahí.  Principalmente, aquellos que viajan al pasado para contar algún pasaje en los cien años de vida de Tom Strong. En esos casos, Moore, Sprouse y algún dibujante invitado hacen un verdadero trabajo de orfebrería. Ya desde la portada el número en cuestión hace referencia a la etapa o el título que va a referenciar, alguna revista de cowboys, o de la Golden Age, o funny animals, o la Mad, Fantastic Four, la Marvel Family, o Crisis en Tierras Infinitas entre otros. El número arranca generalmente en el presente a cargo de Sprouse y, cuando salta a contar el episodio del pasado, entra el dibujante invitado que, o bien tiene un estilo que referencia a ese período histórico, o intenta replicarlo. El tono de la historia cambia también, el guion se mimetiza con la época, los personajes hablan distintos, la puesta en página se acopla e incluso la tipografía se alinea a referenciar ese momento (Algo que, por suerte, esta edición de ECC ha sabido respetar). Esta estructura puede variar y hay varios números que directamente arrancan con dibujantes invitados contando una aventura linkeada con algún pasaje histórico. En este sentido, Tom Strong tiene la misma cualidad que, por ejemplo, Watchmen. Si bien la historia se entiende perfecto y puede ser disfrutada de principio a fin por alguien que no conozca la historia de los cómics, aquel lector que tenga cierto bagaje y conocimiento en la materia va a encontrar estas referencias y entender mejor porque cambia el estilo, el habla de los personajes, el tenor de la aventura y demás. Del mismo modo, el lector con bagaje de lecturas superheroicas enganchaba mejor con el universo de Watchmen. Hemos encontrado varias de esas referencias en Tom Strong, pero estamos seguros de que muchas otras se nos han escapado por no tener las competencias necesarias…




Chris Sprouse es el que crea la imaginería de este universo con una línea clara y elegante que sirve de anclaje para todos los vaivenes estilísticos que se dan en la trama. El diseño de personajes balancea perfectamente la originalidad con un aire clásico y tiene un despliegue visual generoso, atrapante y sorprendente. Cuando cede la posta, los dibujantes que lo reemplazan son verdaderos maestros entre los que se cuentan Jerry Ordway (Que está al frente de una de las mejores sagas), Arthur Adams, Gary Frank, Dave Gibbons, Paul Chadwick, Shawn McManus, Howard Chaykin, John Paul Leon, Paul Gulacy, Duncan Fegredo y paro de nombrar porque estoy babeando toda la mesa.

Moore y Sprouse están al frente del título durante las primeras 20 entregas aproximadamente y luego se alejan, pero la revista no pierde calidad porque a los dibujantes antes mencionados se les unen guionistas más que competentes como Ed Brubaker, Geoff Johns, Brian K. Vaughan, Steve Moore, Joe Casey, Mark Schultz, el novelista Michael Moorcock, Peter Hogan o Steve Aylett. Las historias propuestas por estos guionistas mantienen el nivel, el interés y la evolución de los personajes, pero en líneas generales, pierden esa constante referencia a la historia de los cómics que tenía en sus guiones Moore. Sin embargo, Moore y Sprouse vuelven en el número 36 para dar cierre a la saga con un hermoso final que tiene giros inesperados, revelaciones que te golpean, pero que una vez interiorizadas resultan obvias, crossovers con otros personajes de ABC Cómics y el fin del mundo conocido (Para no andar con menudencias…).

 

La obra es una maravilla, verdaderamente cautivante, increíblemente original (a pesar de que la superficie de la misma invite a pensar lo contrario) y altamente recomendable. Lo que se suele llamar “Obra Maestra”!

  


“¡Démosle la bienvenida a nuestro nuevo miembro a los Strongmen de América, y a la familia más grande y mejor de la Tierra!”

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