Volvemos a meternos con los personajes nacidos en la mítica Editorial Bruguera y de la mano del Maestro Francisco Ibáñez. Hace unos meses ha...

A las órdenes de la T.I.A.: “Clásicos del humor: Mortadelo y Filemón”

Volvemos a meternos con los personajes nacidos en la mítica Editorial Bruguera y de la mano del Maestro Francisco Ibáñez. Hace unos meses hablamos de “La familia Trapisonda” (Por acá más precisamente: https://www.facebook.com/Historiasenvinetas/posts/pfbid0xiCD4zm85xxvpnDZqZWThb2Xnph3r8cRgHXbMJ5jxvyVrbe3sYPUq5pF8ubVpUeDl), pero hoy nos vamos a meter con sus personajes más conocidos, que casualmente son también los más famosos de la Historieta española, quienes atravesaron todas las fronteras, fueron traducidos a varios idiomas, cuyas aventuras se siguen imprimiendo continuamente, al tiempo que cada tanto sale alguna aventura nueva de los célebres “Mortadelo y Filemón”.

Titulada originalmente como “Mortadelo y Filemón, agencia de información” (por aquello de que en Bruguera gustaban de los títulos que tuvieran rima como “Aceituno Cargante, vendedor ambulante”, “El sheriff chiquito, que es todo un gallito”, “Anacleto, agente secreto”, y demás), la dupla debuta en las páginas de la edición 1394 del semanario Pulgarcito, publicado en 1958. Originalmente eran muy distintos al diseño con que se hicieron famosos, eran una suerte de parodia de Sherlock Holmes y John Watson y sus aventuras de desarrollaban en una sola página. Según se comenta, el diseño original de Mortadelo estaba “influenciado” en el legendario “Fúlmine” de Lino Palacios, lo que es muy probable porque la similitud entre ambos es notable. Además, en aquellos años Ibañez tenía la costumbre de tomar “prestados” diseños y puestas en páginas ajenas. No por falta de creatividad, porque con el correr de los años ha demostrado que la tenía de sobra, si no tal vez, y entrando en el terreno de la total especulación, porque en sus primeras obras buscaba apoyarse en trabajos ajenos a los que consideraba de gran calidad, como una suerte de seguro que lo ayudara a abrirse camino en una editorial poblada por autores que ya habían demostrado su valía y en la que él no era más que un principiante. Por eso su “Botones Sacarino” es tan deudor de “Spirou”, y algunas de sus páginas estaban copiadas de obras de André Franquin. Por otra parte, a fines de los 50´s y en los 60´s tal vez no pensaba que en 2023 y con un mundo globalizado aún seguiríamos admirando y comentando su obra, creyendo en cambio que estos pecadillos caerían en el olvido de una publicación infantil…   




Lo cierto es que Mortadelo y Filemón ganan rápidamente el favor del público, empiezan a tener cada vez más espacio en las publicaciones de Bruguera, al tiempo que la calidad del trabajo de Ibáñez crece a pasos agigantados en un corto período de tiempo, y sus personajes evolucionan gráficamente acercándose a su diseño definitivo. Dejan de ser detectives privados para convertirse en agentes de la T.I.A. (Técnicos en Investigación Aeroterráquea) parodiando a la C.I.A., se suman los personajes del Superintendente Vicente (jefe de la organización, llamado “El Super” cariñosamente) y el profesor Bacterio (científico/biólogo encargado de diseñar las armas tipo James Bond que casi nunca resultan), y para finales de los 60´s las historias de Mortadelo y Filemón comienzan a extenderse a lo largo de 44 páginas, las que primero se publican por entregas en las distintas revista de la editorial y luego se recopilan en álbum. Para esta altura, la dupla de agentes secretos ya se ganó el corazón del público lector, Ibáñez se vuelve la estrella de la editorial y la curva ascendente de popularidad de Mortadelo y Filemón estaba lejos aún de llegar a su cima.

En líneas generales, los aficionados a la dupla de agentes secretos coinciden en que los mejores álbumes son aquellos que el Maestro Ibáñez realiza entre 1969 y 1975 aproximadamente, y recientemente hemos leído un tomo de la colección “Clásicos del Humor” de Ediciones B (Editorial que tuvo los derechos de las obras de Bruguera por muchos años) que recopila los primeros cuatro álbumes publicados originalmente entre 1969 y 1970, más la historia breve que narra el origen de Mortadelo y Filemón. Después de esta extensa y aburrida intro, pasamos a comentarlos brevemente.

 


A pesar de ser posterior en realización a “El Sulfato atómico”, la Historieta breve llamada “La historia de Mortadelo y Filemón” es la que abre el libro, lo cual es un acierto porque es la aventura que cuenta la génesis del dúo. En sólo seis páginas y con un derroche de humor y creatividad inigualable, Ibáñez nos cuenta la vida de ambos desde su nacimiento, pasando por la infancia, el servicio militar y sus años en “la agencia de información”, para terminar con las pruebas que superaron para convertirse en agentes de la T.I.A.

“El sulfato atómico” es la primera Historieta larga de Mortadelo y Filemón, y al día de hoy se considera el mejor (O uno de los mejores) álbum de todos. El Profesor Bacterio (Quien hace su debut en estas páginas) ha diseñado un sulfato atómico que, en teoría, serviría como insecticida para acabar con las plagas que afectan las cosechas. Por supuesto, el resultado es distinto al esperado y los insectos alcanzados por el sulfato aumentan su tamaño enormemente. Mortadelo y Filemón son convocados por el Super cuando descubren que un frasco repleto de sulfato fue robado por espías de la República de Tirania, un país gobernado por el dictador Bruteztrausen, que recuerda a la Alemania nazi de Hitler. Los mejores agentes de la T.I.A. son enviados a Tirania para recuperar el peligroso aerosol y evitar que los déspotas consigan replicar la fórmula de Bacterio y volverla un arma que les permita atacar otros países.



En 1970 se publica “Contra el “gang” del Chicharrón”, nombre al que responde una organización de espías internacionales que habían ingresado recientemente a España. La banda estaba formada por los más variopintos espías entre los que se contaban Mike Ratatá “el Metralleta”, Anselmo “el Paquidermo”, Kar-Akol “el Mongol”, entre otros. Ante el riesgo que supone la presencia de estos criminales, Mortadelo y Filemón son convocados por el Super y le asignan de inmediato la tarea de dar con cada uno de los integrantes de la banda y detenerlos. A diferencia del álbum anterior que contaba una historia de corrido a lo largo de 44 páginas, esta Historieta se divide en capítulos de cuatro páginas que pueden leerse de forma independiente. Cada uno de ellos es la captura de uno de los integrantes del “gang” y, si bien se teje una subtrama por detrás que le da coherencia al álbum, cada capítulo podía ser leído en las revistas de Bruguera sin haber visto los números previos. Si bien Ibañez alternaría entre estas dos opciones, las aventuras por capítulos serían las predominantes en aquellos primeros años de historias largas.

“Safari callejero” también se publica en álbum en 1970 y en esta oportunidad, Mortadelo y Filemón se ven obligados a dar caza a una serie de animales afectados por un suero inventado por Bacterio, los que se fugaron gracias a la inoportuna intervención de un ladrón. El suero de Bacterio afecta las costumbres y el metabolismo de los animales de forma inesperada y por eso un vampiro deja de tener afición por la sangre y empieza a tomar vino, un perro toma la costumbre de robar pertenencias ajenas, el burro que Bacterio llama “Mortadelo” se convierte en ávido lector, mientras que el gorila “Filemón” puede alterar su tamaño, etc… Nuevamente separado en capítulos de cuatro páginas en los que se dedican a atrapara a cada uno de estos animales, y con una trama general a la que suma la intervención de un policía que toma a los agentes por infractores y los persigue durante toda la aventura con malos resultados para su físico y su carrera profesional. Brillante!




El último álbum incluido en este tomo también es de 1970 y se llamó “Valor y… ¡al toro!”. En esta oportunidad un toro es robado por la banda del “Rata” y el doctor Apolonio. Ocultos en uno de los cuernos del toro estaban los planos del proyecto “Bartolo” y los criminales los sacan del país a bordo del transatlántico “Ile Du Soria”, rumbo a la República de Banania. Mortadelo y Filemón abordan el mismo barco y comienzan la búsqueda de los planos y el toro, lo que no solo se dará en alta mar, si no también en Banania, donde los agentes meterán al toro en un hotel para luego vivir un verdadero desmadre en una plaza de toros.  

 

Estos álbumes son geniales, el nivel que tiene el Maestro Ibáñez en todos ellos es altísimo y el nivel de producción que mantenía en aquellos años era realmente increíble. Con la obligación de producir de cuatro a ocho páginas por semana para las revistas de Bruguera, entre 1969 y 1970 termina publicando cerca de seis álbumes, un ritmo infernal al que muy pocos profesionales pueden llegar sosteniendo tan alta la calidad en el resultado final.

Si bien todos los argumentos que empujan a la dupla a correr sus aventuras están muy bien, terminan siendo algo secundarios por que uno se pierde en el humor que despliega el autor en cada viñeta. Hay gags a los que recurre constantemente y nunca resultan redundantes, porque están tan bien trabajados que siempre se ven novedosos. Las entradas secretas al cuartel de la T.I.A., los cruces con Bacterio, las peleas y discusiones constantes entre Mortadelo y Filemón, los medios de transporte que les asigna la agencia, los golpes accidentales que le propinan al Super y, lo mejor de todo, los disfraces de Filemón que se adaptan y resuelven (O complican) cualquier situación, todas y cada una de estas situaciones embriagan al lector. Obviamente, cada aventura abre la puerta a nuevas situaciones humorísticas de las que el autor sabe sacar el mayor rédito posible.




Más allá de la influencia de la línea infantojuvenil franco belga que mencionábamos antes, acá se nota el timming cómico del cine de Chaplin, de los hermanos Marx o de los Tres Chiflados, con mucha comedia física trabajada delicadamente y que Ibáñez ha sabido traspasar a la Historieta como ningún otro ha podido antes o después. Cómo maneja los tiempos, cómo los pone en página, cómo fluyen las secuencias de manera ágil e hilarante, es una marca registrada inconfundible. Por otra parte, despliega una generosidad gráfica apabullante, metiendo situaciones complementarias en las viñetas que no aportan nada a la trama, pero que son un atractivo extra que puebla unas páginas que demandan una mayor detención de parte del lector para llegar a absorber todo lo que se brinda.

 

Sin lugar a duda, toda esta etapa de Mortadelo y Filemón es altamente recomendable, y es un acto de justicia que se haya vuelto tan popular alrededor del globo. Tenemos algunos álbumes de años posteriores que prometemos leer lo antes posible para poder compararlos con los comentados hoy. Así que no se alejen, merluzos!!!

 


 “A veces tenemos errores, pero somos unos agentes super fantásticos, ahora vamos a brindar por el éxito de nuestras próximas misiones… ¡A vuestra salud, amiguetes!”

0 coment�rios: