Volvemos a la aldea de los irreductibles Galos (Que no lucen tan invencibles desde que les ganamos la final de mundial, por cierto…), después de haber comentado la “Colección Integral” que publicara hace unos años Salvat (Y que dejamos por acá: https://www.facebook.com/Historiasenvinetas/posts/pfbid0xUch47ScSiikreJPakN7nyHerVe4Ag5skYYA21VaTr51fpUrn5SRSMxQz6yXRqeSl), y de mencionar el anteúltimo álbum de la saga, “La hija de Vercingétorix”, en un podcast de “Archivo de Cómics” (Que pueden descargar desde aquí: https://www.facebook.com/Historiasenvinetas/posts/1043028916317976), para meternos con una lectura que teníamos pendiente desde hace un par de años, con la que no nos animábamos porque en su momento la habíamos conseguido en catalán… Pero tomamos coraje y le entramos a “Astérix en Italia”, la que con extrema brevedad pasamos a comentar a continuación.
El Senador Lactus Bífidus es acusado por sus pares de
malversar fondos públicos destinados al mantenimiento de las célebres calles
italianas (Aquellas que conducen todas a Roma), y destinarlos a distintas
orgías planeadas para su entera satisfacción. Si bien esta acusación es del
todo cierta, Lactus se ve obligado a desmentirla y defender su honor, por lo
que propone organizar una carrera abierta a todo el mundo, que recorra los distintos
caminos del imperio romano, terminando en la mismísimo Coliseo. Con este evento
quedará demostrado el excelente estado en que su gestión mantiene las rutas…
Se aprueba el evento y llega a los oídos del César que
rápidamente se presenta ante Lacuts, remarcándole la importancia de que el
ganador de la carrera sea un Romano, ya que la dignidad de todo el Imperio está
en juego….
Algunos días después, Astérix y Obélix acompañan a
Edadepiédrix a una feria itinerante Celta para que le saquen una muela. En la
feria, Obélix se compra un carro bastante ridículo y se enteran de la carrera
organizada por los Romanos. Llevan la noticia a la aldea y deciden participar
del evento. Astérix y Obélix parten hacia Italia con su carro nuevo…
Corredores de todos los rincones del Imperio (Y más allá…)
se reúnen en Modicia, desde donde será la largada. Irrumpe entre ellos el
famoso “Coronavirus”, un corredor romano enmascarado que es el favorito del
César.
Lactus, obligado por el César y con su destino en juego,
confabula con Coronavirus para ir eliminando a los principales competidores en
cada uno de los tramos de la carrera. Obviamente, Astérix no tolera la
injusticia y se lanza contra el favorito de Roma, a quién desenmascara y se
revela como un siciliano a quien obligaron a trampear y ocultar su rostro… Se
resigna y decide abandonar la carrera para volver a su tierra natal. Sin
embargo, cuando se reanuda la competencia, Coronavirus persiste en sus maneras
tramposas y en su intención de ganar la carrera como sea… Astérix y Obélix
intentarán detenerlo, confirmar si es la misma persona quien se encuentra bajo
la máscara y, si fuera posible, llevar el trofeo a la aldea gala para terminar
celebrando la victoria con el tradicional banquete…
La dupla elegida por Albert Uderzo para continuar con el
legado de los galos, sigue demostrando que fueron una buena elección. Jean-Yves
Ferri al guion y Didier Conrad en dibujos, se muestran cada vez más cómodos
entre los irreductibles. Si bien, a mi criterio, no siempre han mantenido el mismo
nivel (me gustó mucho más “Astérix y el papiro del César”, que esta que
comentamos, pero a su vez “Astérix en Italia” me gustó más que “La hija de
Vercingétorix”), las voces y situaciones que atraviesan resultan naturales a
las aventuras clásicas de estos personajes, rápidamente supieron adecuarse a la
tradición impuesta por René Goscinny y Uderzo para alegría nuestra.
Creo que es Ferri el que lleva la delantera porque, si bien
tiene cierta estructura de la que no puede salirse y continúa anclado en el año
50 A.C., ha conseguido hacer humor con la cotidianeidad actual sin que suene
desubicado (Antivirus, Sélfix, Coronavirus -antes de la pandemia, por cierto-,
apariciones de celebridades, etc.), al tiempo que sus aventuras son
entretenidas, como decimos siempre, no al nivel de Goscinny, pero sí como un
dignísimo sucesor que ha sabido entender por dónde van los tiros… De todos
modos, ya se conoció la noticia de que Ferri abandona Astérix para dedicarse a
otra cosa y, a partir del álbum 40 será reemplazado por Fabcaro (Fabrice Caro),
músico, guionista y novelista de amplia trayectoria. Ya veremos como le va con
el mundo de Astérix.
Por su parte, Conrad va creciendo álbum a álbum. Me imagino
que no debe ser nada fácil trabajar bajo los parámetros de un estilo ajeno,
pero conforme van pasando las aventuras, se lo nota más cómodo, consiguiendo
hacer suyos los personajes e imponiendo su impronta y destellos del estilo
propio. Más allá de estas consideraciones subjetivas, el dibujo es muy bueno,
excelente para el humor, las expresiones, las peleas cómicas y todas aquellas
características que fue popularizando Uderzo con el correr de los años.
Finalmente no me fue tan difícil leerlo en catalán, pero
Libros del Zorzal, la editorial que tiene los derechos de Astérix para
Argentina, ya lo publicó bajo el nombre “Astérix y la transitálica” (Traducción
mucho más correcta que la catalana), por lo que no hace falta ponerse a buscar
ediciones extranjeras. Cuando yo lo compré en catalán, Libros del Zorzal solo
publicaba los álbumes de la dupla original y no creí que lo fueran a sacar…
Ahora en cambio, tienen la sana costumbre de editar los títulos nuevos de
Astérix y Lucky Luke al poco tiempo de su edición original… Por eso tenemos en
gatera el último álbum del galo, “Astéix y el grifo”, que esperamos leer pronto
y volver con más comentarios sobre los irreductibles… Hasta entonces, por
Tutatis!
“Yo acuso al senador Lactus Bífidus, aquí presente, de
financiar sus orgías con los fondos públicos destinados al mantenimiento de las
vías romanas!”
- SEGUILO TAMBIÉN EN : HISTORIETAS-HISTORIAS EN VIÑETAS | LOS PODCAST DE ARCHIVO DE COMICS.
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