Últimamente Masters of the Universe (MOTU de acá en más) ha vuelto a estar en boca de todos debido a una nueva serie de animación que estrenó Netflix recientemente, llamada “Masters of the Universe: Revelations”. Muchísimo se ha dicho y escrito sobre esta serie, por lo que no vamos a reparar en la misma, solo diremos que la vimos y no nos gustó demasiado. Para sacarnos el mal sabor de boca que nos dejaron esos capítulos, nos pusimos a revolver la pila de lectura pendiente, ya que recordaba haber conseguido hace algún tiempo la primera miniserie de tres partes publicada por DC sobre MOTU, allá atrás en el tiempo, sobre finales de 1982. En ese entonces, la leyenda motu se reducía a los juguetes y los mini cómics que traían cada uno de ellos (Los que hace bastante tiempo releímos en la hermosa edición en libro que hiciera Dark Horse y que comentamos por acá: https://www.facebook.com/Historiasenvinetas/posts/211810829439793 ), aún no se había estrenado la serie de Filmation y todo el edulcoramiento que trajo consigo no afecta a estas historietas.
La primera aparición MOTU de la mano de DC Cómics, se dio en la cabecera “DC Comics Presents”, que era un título protagonizado por Superman en el que hacía team-up con otro héroe de la casa en cada entrega. En el número 47 de la colección publicado en Octubre del 82, se abre un portal entre Metropolis y Eternia por obra de la magia de Skeletor al atacar el Castillo Grayskull. Superman lo atraviesa y enfrenta a Skeletor y Beast-Man, pero sucumbe a la magia del Dios de la destrucción escapando a duras penas. Se encuentra con He-Man, aúnan fuerzas y se disponen a defender el castillo, pero nuevamente Superman cae en poder de Skeletor, quien lo domina y obliga a enfrentarse con el campeón de Eternia. Superman vence a He-Man, pero logra zafarse del control de Skeletor, vencer a los villanos y volver a Metropolis prometiéndole a He-Man que puede llamarlo cada vez que lo necesite.
Con guion de Paul Kupperberg y dibujos de Curt Swan, la historia resulta breve, directa y poco original, pero cumple en su función de introducir el mundo MOTU al público lector de la época. La recepción fue mejor de lo esperada y al mes siguiente el mismo equipo creativo realiza una breve historia de 16 páginas llamada “Fate is the Killer”, que se incluyó en varios títulos de la editorial como un insert que iba de regalo. En esta oportunidad, Skeletor intenta juntar ambas mitades de la espada del poder para poder acceder al castillo Grayskull. Ordena a Mer-Man que busque una mitad de esta en las profundidades del Mar Oscuro, donde hay otra brecha entre la Tierra y Eternia por la que Superman vuelve a pasar. Nuevamente aúna esfuerzos con He-Man para evitar que Skeletor se haga con ambas mitades de la espada, incluso a costa de una profecía de anunciaba la muerte de He-Man si enfrentaba a su eterno rival. Finalmente, He-Man evita la muerte y Skeletor es consumido por la espada y desaparece.
Kupperberg comienza a mostrarse cada vez más cómodo con Eternia y los Masters, presenta a Adam y lo muestra como un príncipe despreocupado, que vive de joda rodeado de bellas mujeres para salvaguardar su identidad secreta (Así cualquiera…). También comienza a multiplicar el elenco y se suman Randor, Marlene, Teela y Soreceress entre otros personajes. Por su parte, Swan se florea con la solvencia que lo caracteriza, aunque dibuja a los personajes MOTU con algunas diferencias, como si para llevar a cabo estos números apenas le hubieran mostrado los juguetes brevemente, o alguna de esas guías de diseño que ni Mattel tenía definidas del todo.
Como era de esperarse, en Diciembre del 82 sale a la venta el primer número de una miniserie de tres partes, enteramente dedicada a MOTU. En esta historia, Skeletor rapta a Sorceress y obliga a He-Man a trabajar para él, con la vida de la hechicera bajo amenaza. Lo envía a buscar tres talismanes por todo Eternia, los que le darían acceso a la espada del poder, el castillo de Grayskull, sus secretos y el poder de dominar Eternia. Busca el primer talismán en el palacio real, donde encuentra ayuda de Teela, Man-At-Arms y Tarrak, el hechicero de la corte (A este personaje no lo tenía mapeado…). A pesar de no encontrar el talismán, los héroes se enteran de un ataque sobre las montañas más altas de Eternia, donde Stratos y su pueblo eran asediados por demonios y hombres bestias. Corren en su ayuda y, tras derrotar a los engendros, He-Man se hace con el talismán que estaba en poder de Stratos.
En el segundo capítulo, He-Man y Battle-Cat se dirigen a las junglas de Eternia en busca del segundo talismán. Allí se encuentran con Ceril y su pueblo, viejos aliados de He-Man. Ceril le facilita el acceso al segundo talismán, pero nuevamente son atacados por una horda de demonios que surgen de la nada. Los vencen y, al acceder al amuleto, He-Man y Battle-Cat desaparecen.
Por su parte, Teela, Man-At-Arms y Stratos viajan a las profundidades del mar, donde se enfrentan a Mer-Man y sus aliados en busca del último amuleto. Al dar con él, también desaparecen. Todos vuelven a materializarse en un extraño espacio fantástico, donde son interceptados por Skeletor, quien revela no tener nada que ver con los demonios a los que han tenido que enfrentarse, por lo que deducen que alguien más intentó oponerse a la búsqueda realizada por los campeones de Eternia. Una nueva manada de demonios los ataca, pero esta vez son asistidos por la oportuna ayuda de Zodac, el viajero de los senderos espaciales, que los rescata de ese plano en que se encontraban.
En el último capítulo, Zodac dirige a los héroes a la batalla final. Se revela que el hechicero Damon (Otro personaje del que no tenía noticias), fue el responsable de los constantes problemas que tuvieron que enfrentar. El sabía de los planes de Skeletor e intentó detener a los héroes para que no logren su cometido y poder hacerse con el poder de dominar Eternia. Skeletor enfrenta a Damon y la batalla los lleva al interior del castillo Grayskull. Mientras Zodac se encarga convocar al halcón Zoar para que libere a Sorceress, los héroes entran al castillo para detener a los villanos de una vez por todas…
Como estás historias se escribieron antes de que se estrenara la serie de animación de Filmation, la mitología de los personajes es la misma que se había conocido a través de los mini cómics que venían con los juguetes. Los poderes de He-Man provenían de su célebre pechera, la que le había otorgado Sorceress (Quien tenía el diseño original, muy similar al de Teela pero con la pechera en forma de serpiente, lejos del traje de halcón del dibujo animado), y no había transformación mágica, si no que Adam y Cringer iban a la “Cueva del poder” para asumir sus alter egos. He-Man no tenía espada y sus armas eran hacha y escudo. Skeletor era un ser proveniente de otra dimensión, que ya había conquistado y destruido varios mundos, y ahora estaba obsesionado con Eternia. La espada del poder había sido dividida en dos, una mitad estaba en poder de Skeletor mientras que la otra permanecía oculta, y quien juntara ambas partes podría acceder al castillo Grayskull y obtener el poder suficiente para conquistar Eternia. Los personajes que existen en este universo están limitados a la primera y segunda wave de juguetes lanzados al mercado por Mattel, por lo que muchos de los que se hicieron famosos con el tiempo, todavía brillaban por su ausencia.
La tarea realizada por Kupperberg continúa en buen nivel, aunque muy restringida por la leyenda MOTU creada hasta el momento, sin intentar expandirla demasiado y, cuando lo hace, los personajes que introduce no cuajan del todo con el estilo de este universo. Pero en estos tres números propone una buena cruzada para He-Man y sus aliados, a los que hacer recorrer escenarios variados y pintorescos, con grandes dosis de aventuras fantásticas y respetando siempre la principal característica MOTU, aquella que la distinguió y la hizo perdurar en el tiempo, que es esa combinación única entre espada y brujería mezclada con ciencia ficción, entre elementos medievales y tecnología futurística.
Si bien en el segundo número también está acreditado Alcalá como entintador, se nota que no todas las páginas fueron entintadas por él, y casi me animo a afirmar que algunas fueron obra de Klaus Janson, quien solo figura como entintador de portada. En la tercera entrega, las tintas corren por cuenta de Rodin Rodriguez que, si bien logra un resultado general de bueno para arriba, tiene la misma falta de conocimiento en los detalles de Swan y Tuska. De todos modos, son detalles que tranquilamente se pueden pasar por alto y disfrutar de la historieta.
Y ahora sí, después de leer estas páginas llenas de músculos, hombres semi desnudos, mujeres sensuales y rebosantes de testosterona por todas partes, puedo olvidar la serie de Netflix habiendo recuperado el gusto por el MOTU clásico!
- “He-Man… Battle-Cat… Man-At-Arms… Teela… Stratos… Se cuentan entre los héroes más poderosos de un mundo donde la ciencia y la magia se fusionaron para crear héroes y villanos inimaginables para nosotros. Ellos son los… Amos del Universo.”
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