Publicada originalmente por Dark Horse en 2004, “Los crímenes de lechero” es una pequeña maravilla que contrapone la cruda realidad de una familia tipo yanqui con la bajada de línea oficial que destila el American Way.
Barb es una esposa, madre y ama de casa que se desvive por su familia, se la pasa todo el día trabajando para ellos y no solo nunca le reconocen sus esfuerzos, si no que su familia es un verdadero desastre. Su hija adolescente se mete con hombres mayores y casados, su hijo es un sádico que asesina a las mascotas del barrio para despellejarlas en el sótano de la casa y su marido es un machista, golpeador y adicto que no la tiene en cuenta para nada. A pesar de soñar con la familia ideal que ve en las series y los comerciales de televisión, su familia se esmera en darle el golpe de realidad necesario para dejarla angustiada a diario.
Todo cambia la tarde que recibe la visita del repartidor de leche, quien irrumpe en su casa, la golpea, viola y se marcha. Esta situación es la gota que derrama el vaso de la tolerancia de Barb y a partir de acá, se encargará de ajusticiar poéticamente a cada integrante de su familia para después ir en busca del lechero…
Joe Casey es el guionista de esta miniserie en la que, mezclando crítica, humor y acidez, muestra una cara bastante desagradable de las relaciones humanas y la compara con la versión idílica que se vende desde la tele. La aparición del lechero abusador, entiendo que es una forma de representar el momento en que el hartazgo y la locura gatillan en la cabeza de una persona acostumbrada a aguantar y callar para dar paso a la explosión… Los tres primeros números de la miniserie son del todo redondos, no tiene fisuras por ningún lado. El cuarto es el cierre de la historia entre Barb y el lechero que no está para nada mal, pero la historia da un giro brusco para tener un cierre que se relacione con el porqué de ese personaje, lo que me terminó resultando mucho menos interesante que la relación de Barb con su familia.
Excelentes dibujos de Steve Parkhouse, con un estilo sencillo, poco cargado, diseños algo caricaturizados, sólida narrativa y muy buen uso del color para reforzar y resaltar todo lo bueno del guion.
Esta miniserie fue recopilada en tomo por Norma Editorial dentro de su colección “Made in hell” y, hasta hace muy poco tiempo, se conseguía por monedas en todas las mesas de saldo de avenida Corrientes.
0 coment�rios: