Llegamos nomás a la cuarta y, hasta ahora, última entrega de la saga del Dark Knight del Maestro Frank Miller. “El regreso del Caballero Oscuro: El niño prodigio” es un one shot de 48 páginas que fue publicado originalmente en Diciembre del 2019, bajo el sello Black Label. En esta oportunidad, Miller aúna fuerzas con el talentoso dibujante brasileño Rafael Grampá, que además fue partícipe en el desarrollo del concepto de la obra.
De todas las secuelas que tuvo del DKR, esta fue la que más me gustó. En la obra original se notaba que había una inquietud artística en Miller, la necesidad de contar algo, de exponer, de hablar de ciertos temas en particular y encontró en Batman el vehículo ideal para llevarlo adelante, sabiendo también utilizar tanto la realidad que lo rodeaba, como la leyenda y mitología del personaje para crear algo que en su momento fue rupturista, glorioso y dio forma a una historieta perfecta. En cambio, en la segunda y tercera parte me da la sensación de que el impulso originario fue el de contar algo con el universo del DKR, especulando tal vez con las repercusiones que tendría, pero sin una urgencia o inquietud artística, sin una idea germinal que siente las bases del trabajo. Como si solo se buscara el rédito comercial, algo que no considero que esté mal, pero que obtiene mejores resultados si está acompañado de otros factores (Al menos, así sucede en la mayoría de los casos).
En esta entrega vuelve a haber una idea precedente a la historia, una necesidad de hablar de algunos cambios sociales que se estaban produciendo en distintos rincones del planeta y que no eran ajenos a los autores. La derecha estaba ganando espacio en los gobiernos de varios países americanos, Estados Unidos tenía a Trump y Brasil a Bolsonaro (Que aún ejerce el poder, pero al que le darán una buena patada expulsora próximamente) y, con los malestares que ese tipo de gobiernos acarrea para algunos sectores, se comenzaron a ver muchas manifestaciones y movimientos sociales que empezaban a visibilizar y exponer la postergación que sufrían. Grampá no solo lo veía en Brasil, sino que varios países de la región atravesaban situaciones similares, las vimos en Bolivia, Argentina y Chile por nombrar algunos ejemplos.
Miller, que es un admirador del arte de Grampá, coincidió con él en la Comic Con de Brasil, y charlando de estos menesteres, comenzaron a formar la idea de hacer una obra con estos temas. Entonces sí suena lógico el buscar introducirla en el universo del DKR, para que tenga mayor repercusión y más alcance del que probablemente hubiese obtenido si la misma historia se contara con personajes nuevos creados para la ocasión y por fuera de las editoriales mainstream.
El relato comienza (nuevamente) tres años después de los hechos ocurridos en “La raza superior”. La sociedad está sacudida y se ven manifestaciones por todo Gotham en las que, mientras portan carteles en contra de Trump, las masas se oponen a la reelección del alcalde.
Pero hay también contra marchas a cargo de grupos paramilitares caracterizados como Jokers, que aparecen a causar caos y desarmar las protestas. En una de estas batallas se mete Carrie Kelley, haciéndose llamar Batwoman y liderando a los Batboys que siguen al murciélago desde el DKR.
Se enfrentan a los Jokers en una dura pelea que no parece tener fin, hasta que uno de los villanos recibe una llamada telefónica y ordena a todas las tropas que emprendan la retirada, mientras las fuerzas de Batwoman vitorean por la victoria obtenida.
Todo esto era observado por la impetuosa y distante Lara y su hermano Jonathan, que ya es un niño de unos cinco años. Por la mezcla entre kryptoniano y amazona que llevan en la sangre, ambos han desarrollado más poderes que sus progenitores. Los de Lara son similares a los de Superman, aunque superiores, mientras que los de Jonathan aún se están desarrollando, pero a su corta edad ya es dueño de una inteligencia inmensa, fuerza sin rival en su familia y nuevos poderes que nadie poseía, convirtiéndolo en lo que probablemente sea el ser más poderoso del universo.
En medio de la batalla precedente, Jonathan escucha el llamado que recibe el miembro de la banda de los Jokers y, sopesando el contenido de esta, le avisa a Lara que se avecinan serios problemas.
La banda de jokers se retira a su bunker y vemos que son parte de una organización liderada por el Joker aliado con Darkseid. Ambos están llevando adelante un plan que conlleva la reelección de Trump y el surgimiento de lo peor de la sociedad a la cima del poder, una base sobre la que poder desarrollar la ecuación antivida y su consiguiente extinción de todo lo que esté vivo. Pero Darkseid, que utiliza al Joker porque le es funcional, tiene como objetivo último apoderarse de los hijos de Superman y Wonder Woman. Con ellos y sus poderes de su lado, no habría nadie que le haga frente en el multiverso.
Carrie, Lara & Jonathan interrogan a uno de los Jokers en otra revuelta social, lo que los lleva al bunker de los villanos, donde se enfrentan y, aparentemente matan a Darkseid. Pero el poder del Dios no es tan fácil de erradicar, se esparce por el cosmos y vuelve a la Tierra mucho más decidido y poderoso.
Por su parte, Batwoman persigue y vence al Joker y sus secuaces en un arcade. Luego interrumpe la transmisión nacional de un discurso triunfalista de la campaña de Trump, liberando al pueblo de su influjo y devolviéndoles el libre albedrío que el Señor de Apokolips les quitó.
Darkseid restaurado se enfrenta y domina a Lara, pero Jonathan libera nuevos poderes con los que ataca al Dios dejándolo vacío de energías y vencido. Una turba liderada por Carrie, empieza a apedrearlo y, a pesar de las amenazas de Darkseid, prometen que vencerán…
La historieta es, principalmente, una declaración de principios y una exclamación, bastante panfletaria, de los ideales que prevalecen en la ideología de los autores, antes que una aventura hecha y derecha. Si bien Miller había filtrado sus pensamientos en las obras anteriores de la saga (Y en algunas otras también, incluso parándose a veces en veredas opuestas), en esta oportunidad la crítica es bastante más directa y personalizada. Muy probablemente esto haya sido el aporte más notable de Grampá al argumento.
Como comentamos anteriormente, los autores fueron desarrollando las ideas y secuencias en distintos encuentros que se dieron en convenciones, por llamadas telefónicas y demás. Es decir que emplearon una suerte de “Marvel Way”, donde ideaban el plot juntos, Rafael hacía los bocetos de las páginas, las compartían y luego, la página acabada pasaba a Miller para que le agregue los diálogos.
Ya lo dijimos cuando comentamos el Silver Surfer de Stan Lee & John Buscema (Aquí: https://www.facebook.com/Historiasenvinetas/posts/832349267385943), pero lo repetimos. El Marvel Way es un arma de doble filo que, por un lado, brinda mayor libertad al dibujante y por el otro, exige más atención de quien pone los diálogos, ya que deben acompañar la narrativa y no contradecirla. Por momentos, a Miller se le escapa la tortuga y las escenas cambian bruscamente o los textos que pone no terminan de cuadrar con los que estamos viendo.
Por otra parte, hay desinterés manifiesto por acomodar la historia en un plano espacio temporal consecuente con la saga del DKR, algo que ya se venía viendo desde la entrega anterior, pero que acá termina de derrapar. En esta oportunidad, la historia transcurre directamente en nuestro presente y hay referencias claras a Trump, Bolsonaro y a personajes destacados de los últimos años, como la joven Greta Thunberg. Y lo mismo sucede con el Joker, que había muerto en el DKR, nunca se lo volvió a ver y ahora reaparece sin explicación mediante. Si es otra persona, nunca murió o fue devuelto a la vida por Darkseid, queda a libre elección del lector… Todo esto va de la mano con aquello de que, para los autores, en esta oportunidad prima la declaración de principios, le constatación de la existencia de una resistencia a las derechas, por sobre la historieta.
Me pareció un acierto que se deje de lado a la Trinidad DC y que el protagonismo caiga en los personajes que nacieron en el universo del DKR (Carrie, Lara & Jonathan), así como la evolución de Carrie, que me resulta lo único que tiene consistencia a lo largo de las cuatro entregas. De Robin a Catgirl, de ahí a Batgirl para terminar con la responsabilidad del manto del murciélago como Batwoman, cerrando el ciclo de un hermoso personaje.
Por último, destacamos el increíble arte de Rafael Grampá, que es un niño prodigio como el de esta historieta. Parece que fuera el hijo artístico nacido de la mezcla de estilos entre Frank Quitely y Paul Pope. Extremadamente versátil y talentoso, puede adaptar sus lápices a lo que considere que funciona mejor para la historia. En esta oportunidad fusiona su estilo con el de Miller, para generar un híbrido que tenga voz propia, pero a la vez esté referenciando al DKR, tanto en el dibujo como en las puestas en página (Prestar especial atención a la página en que Batwoman pelea contra el Joker en el arcade, donde esta fusión expresa su máximo exponente). Un gran dibujante que nos dejó con ganas de ver mucho más de él…
Leímos esta obra en su edición de Ovni Press, publicada en 2020 con la calidad a la que ya nos tiene habituados y una correcta traducción. El libro se complementa con varias páginas de material adicional entre las que podemos ver portadas alternativas, bocetos de Grampá, diseños de personajes, páginas descartadas y varias cosas más.
- “Esto se va a poner feo. Esto será un desastre. Esto será genial.”
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