“No está muerto quien dibuja. El humor negro de Maicas”, fue publicado en 1995 por Grupo Editor Diana. Si bien no se trata de una obra infantil, el trazo de Maicas lo conocí en Billiken donde publicaba la tira “El Rope y el Gusa Nito”, de la que era absoluto fan.
El recordado Eduardo Maicas no solo fue un gran historietista y humorista gráfico, sino que también fue guionista para radio y televisión, hizo publicidad, interpretó un personaje en radio y publicó en cientos de revistas, tanto de historietas como de interés general. Un tipo al que siempre se lo veía alegre, con cantidades iguales de talento y optimismo y en constante producción hasta el último momento… Y, como si le faltaran méritos, también era re contra hincha de Independiente.
El libro en cuestión es una recopilación de páginas de humor gráfico que rondan principalmente la temática de la muerte y el sexo, pero también las discapacidades, la vejez y otros temas sensibles. Todos tratados con irreverencia y falta de respeto, estableciendo complicidad con el lector libre de prejuicios, que toma este tipo de humor sabiendo que viene de un tipo talentoso, que primero de todo, sabía reírse de sí mismo. Humor muy ácido que se basa en los comentarios desubicados, las situaciones incómodas y la extrema literalidad para hacernos reír, que fue el objetivo de toda su vida.
El dibujo de Maicas era marca registrada. Si bien siempre fue consciente de que la parte gráfica no era su fuerte y prefería dedicarse a guionizar, con los años logró un estilo simple, pero efectivo y expresivo. Personajes de narices enormes y redondas, con sus grandes ojos siempre juntos y ladeados, con cuerpos flexibles y ropas arrugadas, que se pavoneaban por sus páginas con total solvencia.
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