Entre fines del siglo XX y comienzos del XXI, cuando los
Flash & Green Lantern en actividad eran Wally West y Kyle Ryner, Mark Waid,
Tom Peyer y Barry Kitson aúnan esfuerzos para contarnos, mediante la magia de
la retro continuidad, cómo era la relación de amistad que unía a Barry Allen y
Hal Jordan y qué aventuras vivieron juntos antes de morir el primero y volverse
un villano desquiciado el segundo. En agosto de 1999 salía a la venta la
primera entrega del título “Flash & Green Lantern: The Brave & the
Bold”, colección que se extendería apenas por seis entregas que fueron
recopilados en dos tomos en 2011 por la chilena editorial Unlimited (La cual
prácticamente no distribuyó nada en Argentina, así que no tengo ni idea cómo
los conseguí…). No recordaba absolutamente nada de esta serie, así que me
entregué a la magia de la relectura, que fue como volverlos a leer una primera
vez y, como es costumbre, pasamos a comentarlo brevemente.
Flash y Green Lantern se llevan muy bien en sus encuentros
como miembros de la Liga de la Justicia, por lo que deciden extender esa
amistad fuera de lo laborar y las máscaras, para lo que organizan pasar un fin
de semana juntos asistiendo a una fiesta organizada por Ferris Aircraft. Hal es
fiestero viejo, la pasa bien entre las damas concurrentes, mientras que Barry
es más tranquilo y se queda sentado observando todo. Pero sin aviso, unas
sombras misteriosas se apoderan de los invitados, les absorben la maldad innata
en todo ser humano y parten dejando al huésped sin vida. Enseguida los héroes
entran en acción y descubren que detrás de estas sombras se encontraba Saraar,
ministro de ciencia de la raza alienígena conocidos como Doragianos, cuyo
planeta estaba siendo invadido por los Khundios y al ser ellos una raza
pacifista, se encontraban indefensos ante el invasor. El plan de Saraar es
absorber el mal de los hombres para inyectarlo en sus coterráneos y así poder
hacer frente a los Khundios… Flash y Green Lantern ponen punto final a las locas
maquinaciones del ministro…
En el segundo número y encuentro entre Barry y Hal, deben
enfrentar a una provisoria sociedad criminal formada por Black Hand y Mirror
Master que buscan un golpe millonario con la combinación de sus poderes, pero los
héroes cuentan con la ayuda del joven Kid Flash. Por casualidad después de una
cena con sus parejas, Flash, Green Lanter y Kid Flash se cruzan en el camino de
los villanos y, durante el enfrentamiento, Black Hand intenta absorber los
poderes del anillo con su arma, pero Wally se interpone en el disparo, salvando
los poderes de Hal y perdiendo provisoriamente los suyos. Para subsanar la
situación, Hal le crea un anillo de poder temporal transformando a Wally en un
Kid Lantern, tras lo cual el trio da caza a los villanos…
La tercera entrega nos lleva a un campamento de fin de
semana que Barry y Hal comparten con sus mentores Jay Garrick y Alan Scott. La
relación entre Barry y Jay es excelente, pero Alan desaprueba constantemente la
liviandad e irresponsabilidad con que Hal encara sus obligaciones heroicas y
este fin de semana terminará limando asperezas entre ellos.
El cuarto número transcurre durante los viajes que Green
Lantern y Green Arrow realizan recorriendo norte América (En aquellos
inolvidables números de O´Neil y Adams que hace bastante comentamos por acá: https://www.facebook.com/Historiasenvinetas/posts/pfbid0u6WbY5tE4kLZnafoip9iBvhCAPCGyEEAjYJHDewcvF1BBLinjWAJVAz2PYWJJiX9l),
en un parate que tienen en Central City donde coinciden con Barry. Por
supuesto, Ollie se lleva a las patadas con Barry y con todos, pero juntos
detienen el accionar del alcalde la ciudad que promete seguridad a cambio de
lobotomizar a los criminales, empezando con Heat Wave y Captain Cold. Destacada
labor en este número de Barry Kitson, que hace un notable esfuerzo por imitar
el estilo de Neal.
Flash es convocado por los guardianes a Oa en la quinta
entrega, para ayudarlos a detener una amenaza cósmica frente a la que los Corps
están desvalidos por tratarse de una suerte de sol amarillo que surca el cosmos
destruyendo todo a su paso. Ante la desaparición de Barry, Iris avisa a Hal que
de inmediato viaja a Oa para pedir explicaciones. Los Guardianes intentan
disuadirlo para evitar que se enfrente al sol y pierda la vida como había
sucedido con otros miembros de los Corps, pero igual logra dar con Flash en
medio del espacio. Juntos descubren que esta estrella amarilla móvil era
impulsada por Sinestro y su nuevo anillo de poder, a quien enfrentan y
derrotan.
La sexta y última entrega es la más bajonera de todas porque
transcurre poco tiempo después de la muerte de Iris. Barry está extremadamente
deprimido y Hal se lo lleva a pasar un tiempo con él a Coast City para tratar
de animarlo, cosa que no consigue. Por esas cosas de la vida, Carol Ferris
vuelve a tomar contacto con la gema de zafiro y se transforma en la villana
Star Sapphire. Durante el enfrentamiento y gracias a la Speed Force, Flash
puede ver una suerte de portal por el que salta a otra dimensión donde se
enfrenta a la Star Sapphire de la edad dorada, enemiga de Jay Garrick. Logran
derrotar a ambas versiones de la villana y encerrar a la original dentro del
Zafiro y, durante el transcurso de la aventura, Barry comienza a encontrar el
camino por el que salir de la depresión…
Mark Waid y Tom Peyer hacen un trabajo correcto en esta
serie, pero algo menor comparado con otras obras de Waid que me gustaron mucho
más (Flash, Capitán América, Kingdome Come, etc.). Las aventuras que tiene el
dueto de protagonistas son excusas para verlos en acción y totalmente
secundarias. Los guionistas centran estos números en la personalidad de cada
uno de ellos en su vida civil y lo diferentes que son entre sí. Barry es un
hombre prolijo, responsable y con pareja estable, al que le cuesta llegar a
horario a cualquier encuentro por los esfuerzos que hace para cumplir con todas
las obligaciones que tiene en sus múltiples facetas, mientras que Hal es un
tiro al aire (Frase de viejo, si las hay…) al que no le dura ningún laburo,
anda siempre sin un mango, cambia de novia casi tan rápido como tiene que
cargar el anillo y pareciera que no se toma nada en serio… A pesar de sus
diferencias, Waid y Peyer encuentran los puntos en los que coinciden y desde
ahí comienzan a construir la amistad entre ambos, la afianzan y la hacen crecer,
se ayudan con sus flaquezas, se apoyan en las fortalezas del otro y se
acompañan en momentos cruciales de su vida. Todo esto está engalanado por las
batallas constantes, algo exageradas pero atractivas, que están sobrevoladas
por el encanto que tenían las aventuras de estos personajes en la Silver Age.
No soy muy fan de Barry Kitson y lo digo cada vez que
comento alguna obra suya. Lo conocí en su paso por el título “Azrael” y en
aquel momento me parecía que tenía muchos puntos flojos y ese concepto me quedó
grabado en la mente. Intentando obviar esa idea, veo que es un dibujante
correcto pero con ciertas limitaciones, de puestas regulares y poca variedad en
los diseños, pero estas condiciones se le podrían achacar también a muchos
otros dibujantes con los que no me suelo ensañar tanto… Este título es bastante
cercano a su paso por Azrael y la verdad es que se lo nota mucho mejor con
apenas dos años de diferencia. La narrativa es sólida y efectiva, el aspecto de
los personajes se sostiene a lo largo de las seis entregas, se manda algunas
páginas de acción bastante buenas y, como dijimos antes, hace una muy lograda
imitación del estilo de Neal Adams en el número que sucede durante la saga de
los “Hard-Travelling Heroes”. Al final estaba equivocado yo… Mala mía Barry!!!
Linda la edición chilena, editada y traducida por Rafael de
la Iglesia, un viejo conocido para la generación Perfil, en la que,
lamentablemente, no incluyen todas las portadas originales…
“Existe un viejo adagio interplanetario que dice: Adquiere
comida de un granjero, trabajo de un esclavo… ¡Y corrupción de un humano!”
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