Estamos en 1990, a mitad de año se publica el Team-Up comentado en la entrada anterior, pero, para agosto del mismo año, sale a la luz la primera de tres entregas del segundo volumen de “World´s Finest”, obra de Dave Gibbons en guion y extraordinarios dibujos de Steve Rude coloreados por Steve Oliff. Como no podemos con nuestro genio, advertimos que se viene un tornado de spoilers…
Un orfanato ubicado a mitad de
camino entre Metrópolis y Gotham fue manejado años atrás por Byron Wilie, un
hombre que formó con los niños que residían allí una banda criminal. Entre
ellos se encontraba Adam Monks, quien recientemente había perdido a sus padres
y, aunque reticente al principio, termina formando parte de la banda. Cuando la
manipulación de Wilie sale a la luz es encarcelado y el orfanato cerrado.
En el presente, Adam Monks ha
crecido, dedicado su vida a la religión y junto a Oliver Fulbright (Otro
reverendo) logran reabrir el orfanato gracias a la donación de un anónimo. Para
la inauguración del hospicio son invitados figuras destacadas de ambas ciudades
entre los que se contaban Bruce Wayne, James Gordon, Perry White, Clark Kent y
Lois Lane, en el que se proyecta un video del recientemente fallecido Byron
Willie, arrepintiéndose de sus crímenes y donando el orfanato a ambas ciudades.
Mientras tanto, Lex Luthor desea
expandir su poder a Gotham por lo que se acerca a comprar algunas propiedades,
una de las cuales pertenecía al Joker. Este acepta vender a cambio de que
Luthor le conceda y facilite un mes de vacaciones en Metrópolis para trasladar
allí sus crímenes. Se cierra el trato y los villanos intercambian ciudades.
Joker organiza un robo en
Metrópolis el que Superman no logra impedir ni inculpar al criminal, mientras
que el accionar de Luthor en Gotham expone a Batman. Superman y Batman, en
lugar de unirse para enfrentar a sus enemigos, deciden también intercambiar
ciudades.
Clark Kent llega a Gotham a
cubrir las operaciones de Luthor en la ciudad y es recibido por Alfred,
mientras que Bruce Wayne viaja a Metrópolis a estudiar las zonas pobres de la
ciudad para dar ayuda caritativa, y es recibido por un entusiasmado Jimmy Olsen
y una apática Lois Lane.
El accionar de los héroes en sus
nuevas locaciones es bien recibido por los ciudadanos, quienes notan los
beneficios de métodos completamente distintos al que están acostumbrados.
Superman trae esperanza a los Gothamitas, mientras que el accionar de Batman
asusta a los criminales de Metrópolis. A pesar de que todo el tiempo intentaba
esquivarlo, el trato agresivo que Bruce le da a Luthor hace que Lois empiece a
opinar distinto sobre el playboy, viendo más allá de la fama que tiene.
Superman descubre que matones de
Luthor estaban acosando y asustando a vecinos de un edificio que el empresario
quería comprar y los detiene. Batman por su parte, desarticula los golpes del
Joker capturando a sus secuaces. Ambos notan que Luthor está negociando con el
reverendo Monks, quien supuestamente lo está asesorando para abrir nuevos
orfanatos tanto en Gotham como Metrópolis. Se enteran de que Monks, además de
reverendo es doctor y su comportamiento es algo llamativo, por lo que lo
investigan y descubren que siguió en contacto con el recluso criminal Byron
Willie durante todos estos años, metidos en actividades ilegales.
Se acerca la Navidad y el
orfanato de Monks organiza una fiesta en favor de los niños a la que vuelven a
acudir las personalidades de ambas ciudades. En ella, se anuncia que se firmará
un contrato entre Monks y Luthor en el que vende el lugar a Lex, quién cerrará
el orfanato volviéndolo su mansión personal y abrirá un orfanato nuevo en cada
una de las ciudades cercanas. Sin embargo, antes que se firmen los papeles,
Superman interviene exponiendo las actividades de Monks. Por su parte, Batman
ataca a un tipo disfrazado de Papá Noel que resultó ser el Joker. Ambos, Luthor
y Joker, estaban chantajeando a Monks por conocer su pasado… Monks se desespera
y confiesa todo, revelando que la muerte de Byron había sido fingida y aún
continuaba manipulando todo este circo. En el desconcierto, Byron aparece e
incendia el orfanato. Los héroes se apresuran a evacuar a los niños e
invitados, mientras que Luthor y Joker aprovechan para escapar, enojado uno con
otro por haber interferido en su plan personal. Monks y Byron son sepultados
por la destrucción de la mansión y, finalmente, mueren.
Superman y Batman acuerdan que es
hora de detener a Luthor y el Joker. Llega la noche de años nuevo y mientras
hay explosiones en todos los edificios propiedad del Joker, Metrópolis sufre un
apagón. Luthor y Joker se están atacando entre ellos… Superman y Batman vuelven
a reunirse en Gotham, apagan los incendios y detienen una revuelta social en
contra de Luthor a quien responsabilizan del ataque. Luthor ya no es bienvenido
en la ciudad… Viajan a Metrópolis a intentar detener al Joker que quiere hacer
desaparecer a la ciudad del mapa con una explosión en la planta nuclear de
Lexcorp…
A pesar de estar enmarcada dentro
de la continuidad DC posterior a la Crisis, sobrevuela en esta Historieta el
sabor de la Silver Age, pero con una mayor profundidad en el argumento y en el
acercamiento a la mayoría de los personajes. Sin embargo, creo yo que hubiese
funcionado mejor con el sellito de “Elseworld”, porque algunas cosas, pocas la
verdad, no se condicen con lo que estaba sucediendo en ese momento en DC.
Principalmente con el Joker que acá, en lugar de ser el loco asesino de masas
que le pegó un tiro a Bárbara, asesinó a Jason y demás atrocidades, es un
criminal bastante payasesco en busca de fortuna, dueño de varias propiedades y
a quién no se le puede probar su participación en los crímenes que comete, por
lo que transita las calles de ambas ciudades con total impunidad. Algo similar
sucede con Jimmy Olsen que solo se muestra como un jovencito impulsivo e
impresionable que se fascina con todo lo que ve. No son situaciones que vayan
en desmedro de la obra, todo lo contrario en realidad, pero se contradicen con
lo que sucedía con los mismos personajes en otros títulos de DC. Pero salvando
este detalle menor, Gibbons hace un gran trabajo en muchos niveles. Para
empezar, es una obra extraordinariamente divertida, en la que demuestra un
profundo conocimiento de ambos personajes protagonistas. Juega todo el tiempo
con el paralelismo, haciendo transitar a Superman y Batman por situaciones
espejadas, y aunque lleguen a resultados similares, exhibe las diferencias
entre ambos. Contrapone la luz y la oscuridad relacionada con cada uno de
ellos, como otra forma de mostrar sus diferencias que, sobre el final de la
obra, son superadas por todo lo que tienen en común, que es mucho más fuerte
que aquello que los separa. Al juego del espejo suma también a Luthor y el
Joker, hermanando el accionar de cada uno de los villanos en ciudad ajena y
mostrando el éxito de cada uno con héroe cruzado, así como el fracaso al
medirse con su rival de siempre. La grandeza de los héroes y sus acciones, la
sensación de fascinación y maravilla que causan en el lector, encuentra su
correlato en la mirada asombrada de los niños del orfanato, que aman a estos
seres coloridos que se empeñan en rescatar cuantas vidas les sea posible,
estableciendo un objetivo a sus aspiraciones (Y las nuestras). Gibbons no se
deja llevar por la moda que imperaba entonces de héroes torturados, historias
retorcidas, atajos grandilocuentes o argumentos repetitivos y, en cambio, se
retrotrae a una concepción más clásica, y más genuina tal vez, de los
personajes y del genero en general sin olvidar jamás la idea del
entretenimiento, y el resultado final es sobradamente bueno.
Pero todo el buen hacer de Dave
no tendría el mismo impacto si en el apartado gráfico le hubiese tocado
cualquier otro dibujante, por bueno que este fuera. Lo que propone Gibbons en
esta Historieta se plasma a la perfección solo con el arte de Steve Rude.
Cualquier cosa que pueda decir sobre él de ahora en más, sepa estimado lector,
no le hará ninguna justicia y será insuficiente. Cada página, cada detalle,
cada diseño, cada puesta, cada composición, cada perspectiva, cada recorte que
hace Rude acá, es perfecto. Destila una atemporalidad en estas páginas, como si
hubiese tomado lo mejor de cada era en la historia de los personajes para
llegar a una estética que conjugue y resuma todo. En su versión de Superman
está Shuster, están los cortos de los hermanos Fleischer, está Curt Swan, está
George Reeves, está García López, están todos los buenos, pero encima de todos
ellos está Rude… Todas y cada una de las páginas de las tres entregas tienen
horas de trabajo encima, rebosan de detalles y no hay nada librado al azar. Las
escenas están vivas, siempre. Si vemos un plano abierto de una plaza de
Metrópolis en la que hay diez personas, cada una de esas personas está ahí
haciendo algo, puesta para algo, contando una historia en particular e
inequívoca. Lo mismo hace en toda la obra, todo el tiempo, pero con equilibrio,
dosificado, sin abarrotar, logrando un resultado delicado e impactante,
refinado y sorprendente. El juego que hace con la luz, la oscuridad y las
sombras, a veces en la misma viñeta incluso, te deja asombrado. Es un trabajo
increíble el que hace el Maestro Steve Rude acá y Steve Oliff también entiende
todo a la perfección y los colores cuadran justo. Es un combo perfecto entre
guion, dibujo y color, y no me cabe duda de que ningún otro encuentro entre
Batman y Superman es tan buenco como la
presente maravilla!!!
A Gibbons, Rude y Oliff…. Gracias
totales!!!!!!!!!!!!
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