A comienzos de los 90´s el gran Carlos Trillo se lanzó a la aventura editorial de la mano de “El globo editor”, sello con el que publicó la recordada “Puertitas”, “Super Álbum Puertitas”, “Puertitas Terror” y “Super Sexy”. Al margen de estas antologías, también se publicaron algunos especiales como el “Gran álbum de la Historieta Argentina”, un tomo de “El negro blanco” y el primer volumen de la “Colección Puertitas”, que entrega a entrega iba a publicar álbumes europeos auto conclusivos. Lamentablemente sólo salió a la venta la primera entrega con “El hombre de papel” del Maestro Milo Manara y nunca publicaron un segundo número. Esta historieta es la que acabamos de leer y pasamos a hacer el comentario de rigor, intentando no extendernos demasiado.
La historia se desarrolla en el lejano oeste y es un western
trágico. Un joven viaja con su caballo por Arizona con intenciones de llegar
hasta Maine, al norte de los Estados Unidos, para reunirse con su amada
Gwendoline. De casualidad se encuentra con un viejo al que le falla un poco la
cabeza, quien cree ser Sargento de reserva del ejército de su Majestad
Británica. Como también se dirige hacia el norte, más precisamente a Quebec,
comparten el viaje…
Se cruzan con una patrulla de caballería que tenía a una india
Sioux como prisionera, y el viejo, en su delirio, se lanza a enfrentarlos para
detenerlos. La patrulla se burla y golpea al viejo, pero reconocen en él a un
loco… Para reducir sus ocupaciones, convencen al viejo de que es un prisionero
y que debe entregarse en el fuerte Laramie donde será recluido y, además, lo
obligan a llevar con él a “Coneja Blanca”.
El joven, el viejo y la dama siguen viajando juntos hacia el
norte, ahora en busca del fuerte… Entre la india y el muchacho comienza a
crecer una atracción que, al no querer reconocer, traducen en peleas constantes
y apodos despectivos. Ella lo llama “Hombre de papel” por estar todo el tiempo
mirando una foto de Gwendoline (La mujer de papel), mientras que el la apoda
“Culo al aire”, por la desinhibición con que Conejo Blanco se quita la ropa…
Una fuerte tormenta se larga cuando están por llegar al
fuerte por lo que apuran el paso. Cuando están cerca de la puerta, un hombre
extremadamente furioso sale a toda velocidad montado a un burro y, en su raid,
arrastra al viejo y Conejo Blanco. El muchacho intenta seguirlos, pero no da
con ellos hasta la mañana siguiente. Este hombre era un pacífico reverendo que
se veía cegado por la furia cada vez que llovía. El viejo y Conejo Blanco
retoman viaje hacia el fuerte, mientras que el reverendo y el muchacho se
alejan de él para conservar la libertad. Sin embargo, se cruzan con una
caravana que les advierte de un inminente ataque de indios Sioux, por lo que
vuelven a juntarse los cuatro y siguen camino al fuerte, pero son alcanzados
por la indiada. Conejo Blanco habla con los indios y los convence para que
perdonen la vida a sus tres acompañantes y los dejen seguir…
La historieta se lee de un tirón y es atrapante desde el
comienzo. Si bien, por la extensión de la obra, los personajes no tienen mayor
desarrollo y se presentan bastante unidimensionales, las relaciones entre ellos
son sólidas y el grupo que se va armando tiene una excelente dinámica. Las
características de los personajes están pensadas para gatillar la acción que
lleva adelante la historia y cada uno tiene su momento estelar. La aventura de
este accidentado grupo tiene varios momentos cómicos, principalmente de la mano
del Sargento de su Majestad, que vive una fantasía en medio de una tierra de
nadie, pero tan bien manejado que en ningún momento desentona ni frena el ritmo
narrativo.
Siempre me pasa lo mismo con Manara, cada vez que voy a leer
alguna obra suya tengo en mente su enorme talento para dibujar mujeres, el
increíble manejo que tiene de la figura y belleza femenina, como si su habilidad
de redujera únicamente a eso, y me termino sorprendiendo con lo bueno que es
para dibujar mujeres y todo lo demás también… Lo mismo me pasó cuando leí “El
Rey Mono” (Que ya hemos comentado acá: https://www.facebook.com/Historiasenvinetas/posts/pfbid0wHEu8NFHCPW2KyPYDFHdMbcxrfMWCjvxtGBrGsfXo3ANJrLx4fKmrZj6p8LVy8Xvl)
y no podía creer todo el laburo que tenían esas páginas… Aquí pasa lo mismo,
Conejo Blanco es una mujer increíblemente bella, pero queda opacada con la
reconstrucción de época que hace el autor, la fidelidad con que retrata los
paisajes del lejano oeste, con sus cañones áridos, montañas y ríos, los uniformes
de la caballería y las ropas de las tribus indígenas, el fuerte de los
soldados, las carretas y caravanas, etc… Además, se da el lujo de meter una
pelea de cantina, donde varias decenas de hombres empiezan a golpearse entre
todos en lo que termina siendo un hermoso desmadre, y es una prueba más de la
versatilidad de un artista todo terreno.
Esta historia también se incluyó en el tomo dedicado a
Manara de la “Biblioteca Clarín de la Historieta” de donde vamos a escanear las
imágenes que acompañen estas palabras, porque la edición de “El globo editor”,
si bien tiene buena calidad de papel e impresión y los dibujos se lucen mucho
más en el formato de álbum europeo, tiene un encuadernado tan malo que apenas
sobrevivió a la lectura… Cosas que pasan.
- SEGUILO TAMBIÉN EN : HISTORIETAS-HISTORIAS EN VIÑETAS | LOS PODCAST DE ARCHIVO DE COMICS.
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