La historia se sitúa entre los episodios I y II de la saga fílmica. Anakin Skywalker ha dejado de ser un niño, entró en la adolescencia y con ella se profundizaron los conflictos internos del joven Padawan.
Desde el planeta Carnelion IV se emitió un mensaje de auxilio en un fraseo arcano solo conocido por los Jedis de antaño. Esto despierta la curiosidad del consejo quienes deciden enviar a Obi-Wan Kenobi y su joven Padawan en respuesta a la señal recibida.
La orbita de Carnelion IV está contaminada por un cementerio de chatarra flotante que prácticamente imposibilita el acceso al planeta, sus habitantes libran una guerra que ya lleva muchas generaciones y ha destruido casi por completo sus ciudades, tecnología y medio ambiente. El enfrentamiento se produce entre las facciones conocidas como “Abiertos” y “Cerrados”. Ambos culpan al otro de haber comenzado la guerra y ser el responsable de llevar el mundo al caos reinante.
Anakin está decidido a dejar la orden Jedi una vez concluida la misión ya que no acepta tener que resignar el prestar ayuda porque el “sistema” no lo permita, así como no está de acuerdo en hacer la vista gorda con algunos asuntos que la orden ignora en favor del senado galáctico (Como por ejemplo la esclavitud en ciertos sectores, de la cual es víctima su madre…)
Al aterrizar en el planeta a costa de sus naves, los Jedis se encuentran en el medio de una batalla entre las facciones de la cual tres soldados (Dos Abiertas y un Cerrado) quedan a merced de los potentes factores climáticos de la zona y piden ayuda a la dupla recién llegada. Aceptan enterrar el hacha de guerra de momento mientras Anakin, con sus grandes dotes mecánicas, repara una de las naves destruidas por la batalla y todos juntos emprenden viaje hacia el lugar de donde provino la señal de emergencia.
Las mujeres quedan sorprendidas por las habilidades de Anakin y tienden una trampa a los Jedis que termina en la destrucción de la nave y el secuestro del muchacho, al cual llevan a su base de operaciones con la intención de obligarlo a reparar sus máquinas de guerra, para así inclinar la batalla en su favor y ganar la guerra.
Por su parte, Obi-Wan consigue escapar de la nave con el Cerrado y prosigue viaje hacia el origen de la señal de auxilio, confiado de que Anakin tiene los recursos suficientes para encontrarse con él.
Finalmente, llega a la guarida de Sera, una mujer mayor que vive recluida con sus reliquias de tiempos pasados rescatados de entre los escombros del conflicto y que quiere que las nuevas generaciones detengan la guerra. Sabiendo esto, ambas facciones buscaban la guarida de Sera para eliminarla y poder así perpetuar la batalla hasta prevalecer sobre el enemigo. El Cerrado envía una señal a sus aliados e intenta asesinar a Obi-Wan, pero es detenido por Sera.
Contra su voluntad, Anakin logra reparar algunas máquinas con las que los Abiertos se dirigen a combatir contra los Cerrados en las inmediaciones de la guarida de Sera. El joven Padawan consigue liberarse y descubre que los jóvenes Abiertos no están interesados en la guerra y solo combaten porque son obligados. Los reúne y van a la zona de conflicto, donde junto a Obi-Wan consigue que las nuevas generaciones se den cuenta de que están siendo manipulados y empiezan a hablar de paz… Al ver todo el bien que puede lograr desde la orden Jedi, Anakin se replantea su decisión de abandonarla.
Mientras esta historia se desarrolla y por medio de flashbacks, vemos lo difícil que es para Anakin ajustarse a las costumbres de los Jedis, el enorme poderío que tiene y como sobresale entre sus pares. La relación con el canciller Palpatine tiene aquí su germen de origen, y vemos como extiende su influencia sobre el muchacho de manera mucho más sutil y efectiva de lo que se ve en las películas. También presenciamos una charla entre Obi-Wan y el Maestro Yoda, en la que deja claro que está dispuesto a abandonar la orden Jedi si es que se marcha Anakin, para poder así cumplir la promesa que le hiciera a Qui-Gon Jinn en la hora de su muerte de encargarse de la formación del muchacho que traería el balance a la fuerza…
Soule hace lo mejor que puede en un marco tan restrictivo como el que se le presenta. No puede hacer cambios significativos en los personajes porque que la historia de ambos protagonistas ya está escrita (pasado y futuro) y es harto conocida por el público lector. Así y todo, se las ingenia para mostrarnos algunos momentos en las vidas de los protagonistas que, tal vez fueron sugeridas en las pelis, pero nunca se contaron efectivamente. Acá vemos una relación más enfocada en el rol padre-hijo entre Obi-Wan & Anakin, el comienzo del entrenamiento del joven y como Palpatine lo empieza a acechar cuando descubre su poder… La determinación de Obi-Wan para darlo todo por su aprendiz, incluso si eso significa contradecir al consejo y la enorme dedicación que le pone a su formación. Este es para mí, el plato fuerte de la historia y lo más interesante. La trama de la guerra en el planeta Carnelion IV, si bien está bien contada, no aporta demasiado a la mitología de Star Wars y tampoco es tan original que digamos… (Comentamos algo muy similar recientemente en “Silver Surfer Requiem”, por ejemplo). En resumen, Soule hace un buen trabajo con las limitadas herramientas que le dan…
Me encanta el arte de Marco Checchetto a quien conocí en sus trabajos para Marvel (Daredevil y Punisher principalmente). En esta obra no desentona y mantiene el mismo gran nivel, respetando el estilo presentado en la segunda trilogía de películas (Episodios I, II y III), pero creando nuevas maquinarias y robots, al tiempo que reproduce naves y razas alienígenas ya conocidas. Bajo su lápiz y sus diseños, los personajes lucen imponentes. Las expresiones que consigue tienen una notable fuerza y transmiten las emociones de los personajes con claridad y contundencia. En las escenas de lucha y batallas (De máquinas o de hombres) también logra impecables resultados con mucha fuerza y dinamismo. Variadas y efectivas puestas en página crean los climas correctos para acompañar las exigencias del guion. El punto más álgido de la obra está en el arte del dibujante italiano.
“Los Jedi pueden guiar. Podemos enseñar. Podemos ayudar a que la gente se ayude. Pero no somos un ejército.”
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