Una cuenta pendiente en mi vida como lector (Una de las tantas…) era “Astro Boy” del Maestro Osamu Tezuka, quien es considerado el “Padre del manga”. Pues bien, esa deuda fue parcialmente saldada porque recientemente conseguí los primeros 5 tomos (De los muchos que la colección tiene en su edición original), que editara en Argentina el sello “Deux Studio” en 2008 y que quedó incompleto como prácticamente todo lo que empezó a editar esta editorial. Lo que vamos a comentar a continuación, es más o menos lo mismo que dijimos en el Podcast #27 de la genial “Archivo de Comics”, si lo escucharon, no van a encontrar muchas diferencias…
Astro Boy, cuyo nombre original es Tetsuwam Atom, se publicó originalmente a partir de 1951 y hasta 1968 en la revista antológica “Shonen” de la editorial Kobunsha. A principio de los años ´80 fue editado por primera vez en formato tankobon, que es el libro compilatorio tan conocido por nuestros pagos. Para esta ocasión, el autor incluyó nuevas páginas que preceden a cada capítulo donde el mismo Tezuka es un personaje que se encarga de hacer una breve introducción del episodio que vamos a leer y de las circunstancias creativas que rodean al mismo.
Estamos en el futuro, en el distante año 2003 (Visto desde 1951, claro) y los robots son una realidad que desde hace más de 50 años se viene diseñando cada vez mejor y con mayor autonomía. Tobio es un niño de unos 8 años más o menos, hijo del Dr. Tenma (Una de las personalidades más destacadas en robótica de todo el Japón), quien manejando su auto flotante a alta velocidad por la autopista (?), encuentra la muerte al colisionar con un camión (Así nomás…).
El Dr. Tenma se acerca a la zona del accidente para encontrar el cuerpo de su hijo sin vida. Sobrepasado por el dolor, pierde un poco el norte y decide reemplazarlo con una versión robótica del mismo. Usando todos los recursos del Ministerio de Ciencias, pone manos a la obra para crear un robot sin precedentes y que además tenga el mismo aspecto que Tobio. El proyecto resulta un éxito y el robot demuestra tener la capacidad de aprender y evolucionar… Pero con el tiempo, el Dr. Tenma se frustra porque Astro Boy no crece como sí lo haría su verdadero hijo y, en un ataque de furia, comienza a maltratarlo hasta que termina vendiéndole el robot al dueño de un circo.
El Profesor Ochanomizu (Profesor Elephant en la serie animada), otro de los científicos más importantes del Ministerio de Ciencias, rescata al niño robot del circo y lo apadrina. Es bajo los cuidados del profesor que Astro desarrolla todo su potencial, aprende a utilizar el arsenal de armas que tiene incorporadas, así como también los accesorios que le dan super visión y audición. Tobio queda atrás y nace el Astro Boy definitivo!
En pocas páginas, el primer capítulo del primer tomo es el que nos narra este origen y, a partir del segundo, no se pierde una sola viñeta más en torno al mismo. Se considera que todos los personajes ya están establecidos y se comienzan a contar las aventuras de Astro Boy.
Cada capítulo es auto conclusivo y lleva al niño robot a los más disímiles escenarios. Puede combatir a un ejército de androides diseñados a partir de perros, como recibir en la tierra a un alienígena vegetal. Ayudar a un robot a llegar a la presidencia como tener que traspasar su mente a un coche para ganar una carrera. Viajar a la luna y conocer la vida y fauna autóctona (Capítulo escrito antes de la llegada del hombre a la luna), como verse obligado a enfrentar a un robot que busca consagrarse como “el mejor robot del mundo”… El único límite para las historias es la imaginación del autor, imaginación por demás frondosa.
En el universo de Astro Boy los robots son tan avanzados que han ganado sus derechos además de las obligaciones que le fueron impuestas, tienen una autonomía cuasi humana y, a pesar de las leyes de la robótica que le impiden accionar contra el hombre, pueden llegar a hacerlo en el caso que los consideren necesario. Tiene sus días de descanso y celebración, sus sitios de entretenimiento y descanso. Además, los robots con aspecto de niños (Como Astro) tienen que ir al colegio, así como los “adultos” pueden dedicarse a la profesión que quieran aunque no sea aquella para la que fueron diseñados…
Tesuka cuenta desde las viñetas de algún capítulo, que para reeditar las historietas de Astro Boy en los tomos de 200 páginas, se vio forzado a recortar y modificar algunas historias o agregar páginas para que se adecúen a las exigencias del formato.
No sé si este proceso hizo que se perdiera algún capítulo en el camino o fue directamente una elección del autor (O alguna falencia de la presente edición), pero a medida que se avanza con los tomos, van apareciendo como ya instalados personajes que no fueron introducidos previamente y uno debe ir adivinando quienes son. El caso más significativo es el de la familia de Astro Boy. La historia nos cuenta que su padre/creador lo vende al circo y luego es rescatado por el Profesor Ochanomizu (Como ya dijimos), pero de buenas a primeras aparecen unos padres y hermanos robóticos que no tienen un origen… Tampoco es que cuesta demasiado advertir de quién se trata, pero no deja de ser un detalle llamativo.
Osamu Tezuka creció viendo las primeras películas animadas de Disney y la influencia de ese estilo se deja entrever en su dibujo, pero como tenía demasiado talento, uso esa influencia para crear algo nuevo y sin precedentes. Leyendo estas historietas por primera vez en la actualidad, puede llegar a parecer que todo esto ya se ha visto, pero hay que tener en cuenta que en el momento de la publicación original, no había nada similar y es Tezuka quien sienta las bases fundacionales de todo lo que vino a continuación (No solo desde Astro Boy, sino también desde resto de sus obras).
Después de haber leído estos tomos, me queda la sensación de que Astro Boy es para Tezuka lo mismo que The Spirit era para Will Eisner, una excusa. Una excusa a través de la cual encontraba un vehículo para hablar sobre aquello que le interesara, preocupara o movilizara como individuo. Es por esto que los escenarios y las situaciones en las que se mueve Astro son tan disimiles. Si soñaba con viajes a la luna, allá iba el robot; si quería plantear una crítica social, compartir un mensaje ecológico, elogiar alguna obra, declarar cierta influencia en su formación o hablar sobre las posibilidades del medio, con Astro tenía el camino perfecto para hacerlo sin por ello descuidar el objetivo principal de obtener una historieta entretenida y de alta calidad.
Los dibujos de Tezuka son extraordinarios. Más allá de la excelente narrativa de la que era dueño, las puestas en páginas, enfoques y ángulos que utiliza son tan dispares e imaginativos como los argumentos que propone. Los diseños de los personajes van desde las líneas redondeadas y suaves con ojos muy expresivos a lo “Disney”, hasta las más angulosas y amenazantes máquinas mortales y todo con la misma efectividad. No hay nunca una economía de recursos, al contrario se explaya todo lo que sea necesario para que la información sea tan abundante que ningún lector se pierda detalle por falta de competencias.
Tanto con el dibujo como con el guion, suele llevar todas las expresiones a los extremos y hace pasar a los personajes de una emoción a otra sin ninguna transición de por medio, para lograr un impacto directo y certero de aquello que quiere transmitir.
Tanto se ha hablado ya sobre Tezuka que resulta redundante todo lo dicho, pero es imposible no alabar el arte de un Maestro del medio tan grande como él y queríamos tener por lo menos una de sus obras comentada en la página. Misión cumplida y tanto obra como autor quedan más que recomendados, asi como también sugerimos leer el resto de las obras del autor (“Adolf”, “Kimba, el león blanco”, “La isla del Tesoro”, “La canción de Apolo”, etc.)
“Los humanos crearon a los autómatas o muñecos mecánicos. Recientemente llegaron a crear hasta cerebros electrónicos. Despacio, muy despacio estos robots empezaron a parecerse realmente…”
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