Cada lectura repercute en el lector de distinta forma dependiendo el momento de la vida en que sea leída, los intereses que el lector tenga ...

Sicario Samurái: “El Lobo Solitario y su Cachorro”

Cada lectura repercute en el lector de distinta forma dependiendo el momento de la vida en que sea leída, los intereses que el lector tenga en ese momento y, obviamente, la temática y la calidad de la obra en cuestión. Incluso una misma obra leída en dos momentos distintos, nos puede llegar a conmover de maneras diametralmente opuestas, pero hay algunas que están tan logradas, son tan perfectas, que es imposible no sentirse modificado en algún aspecto al leerlas, cualquiera sea el estado en que nos encuentren. Como sabrán aquellos que visiten regularmente la página, hemos estado leyendo la obra “El Lobo Solitario y su Cachorro” de los Maestros Kazuo Koike & Goseki Kojima, y definitivamente aseguramos que es una de esas historias que te marcan y a la que se vuelve en varias oportunidades intentando revivir las sensaciones experimentadas con la primera lectura. Desde que arrancamos a leer el primer tomo, venimos compartiendo algunas páginas de cada entrega englobadas con el hashtag #LascrónicasdelLoboSolitario (por si quieren buscarlo), pero como lo hemos terminado recientemente, pasamos al comentario de rigor con algún spoiler seguramente…



 La historia se desarrolla en el período Edo, también llamado Shogunato Tokugawa, en Japón (Que se extiende del siglo XVII al XIX), era en que regían los gobiernos conocidos como Shogunatos. Itto Ogami era albacea oficial del Shogun (Encargado de asistir en los seppukus oficiales, decapitando a los nobles que se desgarraban el vientre para poner fin a su vida). El enorme honor que otorga ser el albacea oficial, portando el emblema del Shogun, Itto lo consiguió al derrotar en duelo a un miembro del clan Yagyu, más precisamente, a uno de los hijos del líder del clan. Los Yagyu estaban encargados de la seguridad en Edo, tenían ramificaciones por todo Japón y respondían a Retsudo, su líder. Retsudo quería que el honor de ser albacea recaiga en los Yagyu, por lo que no tolera la derrota sufrida por su hijo y empieza a tramar un plan mediante el cual se confirmaría que Itto tiene planes de atentar contra la vida del Shogun obligándolo a hacerse el seppuku. Asesinan a toda la familia de Ogami y solo queda vivo el hijo recién nacido de Itto, Daigoro. Ante la negativa de Itto para poner fin a su vida y la de su hijo, los Yagyu se enfrentan a él, pero Itto porta el kimono con el emblema de Shogun y, para no mancillar el honor de este, le permiten abandonar Edo con vida a condición de que nunca más vuelva a poner un pie en la capital…

Deshonrado, descastado y degradado a vivir como un ronin, Itto comienza a recorrer las distintas provincias de Japón vendiendo servicio de sicario a cambio de 500 ryos (Moneda de oro de la época). De a poco empieza a labrarse la fama del sicario conocido como Lobo Solitario, quien va acompañado de su hijo de tres años al que apodan el Cachorro y deambulan por los caminos con el niño montado a un carrito de madera. La dupla es implacable y cumplen con eficiencia todas las misiones que aceptan, Itto demuestra ser un combatiente invencible, experto en el manejo de su katana “Doutanuki” (Espada usada en tiempos de guerra), lleno de recursos y maestro de su cuerpo y mente.

Tras la traición sufrida por el clan Yagyu, Itto y Daigoro deciden recorrer “el camino del infierno”, dejan de regirse por los códigos sociales y morales, les da igual vivir que morir y solo siguen adelante para cumplir su anhelo de venganza restaurando el honor de su apellido. Por supuesto estás decisiones son del Lobo y, aunque demuestra estar preparado para soportar la vida trashumante, las privaciones, el dolor y la constante violencia, Daigoro es inevitablemente arrastrado por el camino emprendido por su padre.




Con el paso del tiempo la leyenda del lobo solitario crece y se empieza a hablar de él en Edo, llegando a oídos de Retsudo que teme que Itto intente volver a la capital para exponer la traición de los Yagyu, junto con todos los negociados que mantenían a espaldas del Shogun. Decide entonces que es momento de acabar con Itto y comienza a mandar guerrero tras guerrero a enfrentar y derrotar a Ogami, los que invariablemente fracasan dejando la vida en el intento… La escalada propuesta por Retsudo no cesa y el Lobo decidirá finalmente volver a Edo para zanjar el conflicto definitivamente…





Esto no es más que una extrema simplificación de una obra que se extiende durante 20 tomos de más de 400 páginas cada uno, por lo que no le estamos haciendo ninguna justicia… La tarea llevada adelante por Koike y Kojima en este manga es monumental. Para Koike, una buena historia solo se sostiene con personajes complejos, bien delineados y atractivos, tarea que lleva adelante con maestría. La primera mitad del manga, aquella en la que el Lobo recorre Japón como sicario, en un tapiz en blanco que el autor utiliza para contar también historias breves dentro de la macro que se desarrolla de principio a fin. En esos capítulos introduce una inmensa cantidad de personajes secundarios que utiliza brevemente, a veces se relacionan con Itto o Daigoro y otras veces los protagonistas apenas aparecen y son los secundarios los que narran historias gloriosas. Estos capítulos también sirven para exponer la sociedad, los valores y los códigos con que se regía el Japón de aquellos años, como se conformaba la sociedad, las clases sociales en que se dividía, como funcionaba el Shogunato y su relación con los Daimyos (Señores feudales, como gobernadores de las distintas provincias), los vaivenes de la economía, el crimen, las creencias y el código del Bushido, entre muchos otros aspectos. La reconstrucción de época es exacta y en extremo documentada, parafraseando la introducción de todas las versiones de los “47 Ronin”, “conocer la historia del Lobo Solitario, es conocer Japón”.

Obviamente todos estos aspectos se van desarrollando lentamente y sin apuro. En los primeros tomos estaba indignado con las privaciones y peligros por los que Itto hacía pasar al pequeño Daigoro, un poco por ponerlo en primera persona y hacer un paralelismo con mi propio hijo y otro poco porque lo estaba juzgando desde los valores y costumbres de un hombre del siglo XXI. Craso error que el autor se encarga de ir acomodando para que el lector comprenda (Incluso uno medio lelo como es mi caso) qué valores, creencias y obligaciones fuerzan a la dupla a emprender el camino elegido.

Y además de todos estos aciertos, el conflicto central entre Itto y Retsudo se va macerando, cociendo de a poco, con complicaciones inesperadas y, en los últimos tomos, con un in crescendo que nos explota en la cara en un final magnifico, con giro inesperado incluido y que deja un nudo en el estómago que no se va por un buen tiempo…



 

Creía que el arte de Goseki Kojima era igual de soberbio a lo largo de los 20 tomos. Sin embargo, para escribir esto volví a hojear los primeros y me asombró la diferencia que hay con los últimos que aún tenía frescos en la mente. Porque si bien el nivel de dibujo es altísimo desde el arranque, conforme van pasando las entregas evoluciona muchísimo, se lo nota más cómodo con los personajes y mucho más suelto con la narrativa. El trabajo de Kojima está a la altura del guion de Koike, la reconstrucción que hace de la época es sorprendente desde todo punto de vista, el vestuario, la arquitectura, los paisajes, las herramientas, las armas, los elementos mundanos (Utensilios de cocina, alimentos, etc.), absolutamente todo lo que pone en página es una clase de historia. Por otra parte, la narrativa es increíble porque, además de ser dueño de múltiples recursos y dibujar cientos de combates sin que sean parecidos dos de ellos, tiene unas puestas fantásticas pasando de viñetas panorámicas a splash pages, mientras que en otras distribuye las viñetas de forma clara, efectiva y por demás creativa. El paso del tiempo con el cambio de las estaciones es también un punto fuerte, transmitiendo el frio que sienten los personajes en invierno, las inclemencias de las lluvias y el viento, con el consecuente desborde de los ríos y la furia del mar, o la pesadez del calor veraniego, verdaderamente magistral y las palabras quedan cortas para hacer justicia el talento desplegado en la obra.

La dupla se toma su tiempo para narrar en tantas páginas como consideren que es necesario, por eso se pueden ver largas escenas mudas, con solo narrativa gráfica en las que Kojima cuenta en la cantidad de páginas que necesite la acción a desarrollar, lo que le da a la obra una mayor profundidad y un ritmo único. Y si bien resulta una obviedad, el hecho de no emplear tantos ayudantes y estar al frente de la obra de principio a fin, le da una coherencia y cohesión que redondean una verdadera obra maestra del medio.

 


Por último, unas palabritas sobre la presente edición de Planeta Cómic publicada en 2016. Si bien la edición es correcta, con buena calidad de papel, impresión y encuadernación, le falta cariño y dedicación… Un gran defecto es haber impreso en blanco y negro las páginas que dan arranque a cada capítulo publicadas originalmente a color, lo que no afecta tanto a las escenas diurnas, pero en las nocturnas quedan unos bodoques de manchas negras en las que no se entiende que está pasando, sin mencionar que se pierde el hermoso trabajo con acuarelas que realiza Kojima. Por otra parte, a lo largo de la obra hay un montón de onomatopeyas y carteles y no todos son traducidos. No hay problema con las onomatopeyas porque la imagen te da el contexto, pero los carteles (En puertas de edificaciones, negocios, comisarias, en cartas, etc.) son traducidos eventualmente. Supongo que pensaron que podían obviar algunos por no ser vitales para la trama, pero si están en página es por algo y quiero saber que dicen… Y hay una notable falta de esmero puesta en la edición que trae en el reverso de cada uno de los 20 tomos el mismo texto…. Un texto genérico sobre la obra acompañado de una cita de Frank Miller, lo que es válido para la primera entrega, pero a partir de la segunda debería hacer referencia a lo que ocurre en el tomo en cuestión. Además, utilizan cuatro páginas de cada tomo para reproducir una biografía de los autores y un glosario con definiciones de términos japoneses. Otra vez, es válido para la primera entrega, pero a partir de la segunda deberían haber usado esas cuatro páginas para complementar la experiencia de la lectura con informes sobre el Japón de la época, los shogunatos, otras obras de los autores, no sé… hay cientos de opciones, pero hay que tener ganas. Probablemente haya nuevas versiones de esta obra en España con cierta regularidad, pero esta es la primera vez que llega íntegra a Argentina y me hubiese gustado que esté realizada por gente con ganas de laburar… ´Nuff said!




“Mi hijo y yo vivimos en el camino del infierno y nos da lo mismo vivir que morir.”

2 comentarios: