Estoy seguro de que alguna vez lo hemos dicho, pero por las dudas repetimos, en esta página somos fans irredimibles y absolutamente incondicionales de las Tortugas Ninjas. Desde la tortumanía que tuvimos a principios de los 90´s quedamos prendados de los quelonios y somos ávidos consumidores de cuanto material se produce sobre ellos. Obviamente nuestro criterio, siempre dudoso y por demás falible, está subyugado en este caso al amor que sentimos por estos personajes, por lo que todo lo que digamos de ahora en más deberá ser tomado con pinzas y puesto en duda por el amigo lector (Algo que, además, recomendamos hacer siempre…). Lo cierto es que las Tortus fueron noticia en los últimos años por una serie limitada llamada “Teenage Mutant Ninja Turtles: The Last Ronin”, publicada por IDW que suponía la reunión después de varios años de sus creadores, Kevin Eastman y Peter Laird, algo que no es del todo cierto, dicho sea de paso. Ni bien se publicó la serie completa en tomo, la compré y la leí de inmediato, por lo que pasamos al cometario de rigor haciendo nuestro máximo esfuerzo para evitar spoilers de una historieta de tan reciente publicación…
La historia arranca en un futuro no muy lejano en el que la ciudad de Nueva York está dominada por Oroku Hiroto, hijo de Karai y nieto de Oroku Saki más conocido como Shredder (O Destructor por estos pagos…). Toda la isla de Manhattan está amurallada impidiendo los accesos a la misma. Hasta esa muralla llega una tortuga ninja completamente vestida de negro y con bandana del mismo color, equipada con todas las armas que originalmente usaban las cuatro tortugas (Katana, Bo, Sai y Nunchakus). Su objetivo es entrar en la ciudad, ir hasta el edificio más alto de la misma que es la central del Foot Clan, llegar hasta los pisos superiores donde se encuentra Hiroto y matarlo. Para eso deberá atravesar toda la ciudad y superar a los soldados Foot que se ocupan de la seguridad de esta, algunos de los cuales son ciborgs. Con bastante dificultad consigue llegar al edificio, pero antes de dar con Hiroto, es interceptado por robots que lo apalean y lo lanzan de una ventana muy, pero muy alta… Increíblemente la tortuga sobrevive a la caída, aunque queda extremadamente herida. A duras penas consigue escapar por las alcantarillas evitando a la horda de soldados que le dan caza. Habiendo fracasado en su misión y sintiendo cerca la muerte, decide hacerse el seppuku ante la foto de su familia, pidiéndoles perdón por haberles fallado. Se desmaya antes de poder hacerlo y despierta tiempo después en una cómoda cama del antiguo hogar de las tortugas en las alcantarillas, donde se reencuentra con April O´Neil…
Ambos están sorprendidos por encontrar con vida al otro, a
quien daban por muerto hace mucho tiempo. Comienzan a ponerse al día y, a
través de flashbacks, cuentan el desenlace que tuvieron tanto las otras
tortugas como sus familiares (Splinter, Casey Jones, Fugitoid, etc), que fue de
la guerra entre el clan Hamato (Al que pertenece Splinter y las Tortugas) y el
clan Saki (Del Destructor, Karai y todo el Foot Clan), como fue que Hiroto se
convirtió en líder del Foot Clan y de toda Nueva York, etc.
Tanto April como la tortuga sobreviviente creían que habían
muerto todos los demás, hasta que se reencuentran. April le revela que es madre
de una chica, hija también de Casey, llamada Casey Marie Jones, que además es
líder de una alianza rebelde que se opone al Foot Clan. Juntos, April, la
tortuga (De quién nos reservamos la identidad, aunque se revela al final del
primer capítulo), Marie y los rebeldes, intentarán derrocar de una vez y para
siempre al malévolo Foot Clan y su líder Hiroto, mientras que el último Ronin
intentará consumar su venganza para reestablecer el honor de su clan y su
familia…
Según cuenta Kevin Eastman en el epílogo de la presente edición, a fines de los 80´s, en los tiempos de Mirage Studios, él y Peter Laird habían empezado a delinear esta historia fantaseando con contar la última historia de las tortugas, muy probablemente influenciados por la inmensa admiración que ambos sentían por Frank Miller y su “Dark Knight Returns”. Después vino el éxito inesperado, los millones, las franquicias, la cima total y la caída… Kevin le vendió sus derechos sobre las tortugas a Peter, según cuenta él, a condición de que nunca los revenda y Peter aduce que Kevin jamás le comentó algo así, por lo que terminó vendiendo los derechos de las tortus a Nickelodeon… (Que hizo una excelente serie animada, otra más o menos y dos horrendas películas). Lo cierto es que se distanciaron muchos años, pero en cada entrevista que daban, hablaban con amor de su amigo… Con motivo del capítulo que la serie de Netflix “The toys that made us” le dedicó a la franquicia (Capítulo que recomendamos), Kevin y Peter se juntaron una vez más y la magia volvió a fluir entre ellos. Si bien no volvieron a trabajar juntos, sí reestablecieron la relación de amistad que los había unido tantos años atrás y, aprovechando que Kevin trabajaba para IDW en la nueva versión de las Tortugas, reflotaron la idea de esta historia crepuscular. Pero ahí termina la participación de Peter…
El guion final lo desarrollaron en conjunto Kevin Eastman y
Tom Waltz, que ya habían colaborado en la serie regular de IDW que se continúa
publicando actualmente, y hacen un trabajo sobradamente bueno. Por como está
planteada la situación, en este caso resulta mucho más interesante la historia
que se narra en flashbacks que la que transcurre en el presente, por la
curiosidad y el morbo que causa el saber cuál fue el final de cada uno de los
personajes, por la trama que tejen entre los clanes y el despliegue que tiene
la guerra (De lo que no revelamos mucho para que lo averigüen al leerlo). La
historia de venganza de la tortuga sobreviviente en el presente, a pesar de
estar bien llevada y también ser atrapante, es bastante previsible por lo
lineal. Incluso el final se anticipa demasiado a mi parecer, pero no por eso
deja de ser un hermoso final y un dignísimo broche de oro para contar la última
historia que estos ninjas tan particulares se merecían.
También son varios los que se encargan del apartado gráfico,
pero la mayor responsabilidad recae en los hermanos Isaac y Esau Escorza,
quienes llevan adelante las páginas que narran el tiempo presente de la
historia. Entre ellos hacen dibujo y tinta, recreando una Nueva York con muchos
elementos futurísticos, tal vez demasiado futuristas para los tiempos que se
manejan, mezclándolo con la decadencia que le acarrea a una ciudad el estar
dominada por un clan facineroso… Las escenas de batalla son geniales, con
buenas, variadas y efectivas puestas en páginas, y sólida narrativa. El diseño
de los personajes cumple, aunque me pareció que tienen alguna dificultad para
avejentar personajes, sobre todo a April… Pero dibujan extraordinariamente bien
a la Tortuga/Ronin.
Los flashbacks se los reparten Kevin Eastman que, a pesar de
ya no tener el mismo nivel que en el volumen original de las tortus, se sigue luciendo
con su estilo rústico y sucio, y Ben Bishop, otro asiduo de la colección actual
de TMNT, que es quien logra las mejores páginas de este libro, con un estilo
mucho más suave y delicado que se contrasta perfectamente con la crudeza de las
escenas que le toca narrar.
Sin importar estos detalles mencionados, disfruté la lectura
de principio a fin, me emocioné, me enojé con el devenir de algún que otro
personaje y recomiendo esta lectura para cualquier amante de las Tortugas
Ninjas. Hermosa edición en tapa dura de IDW, en tamaño más grande que el de comicbook
y recopilando todas las portadas originales y variantes. ECC lo publicó recientemente
en español en tres entregas, si mal no recuerdo. Y nos despedimos al grito de
un “Cowabunga!” acompañado de un “Shell Shock!!!”
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